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A máxima velocidad

Con el país chocado, la crisis económica y financiera descontrolada y el Presidente renunciado de la gestión, lo único que queda es que la economía termine haciendo el trabajo sucio.

22.07.2022 Mg. Yanina S. Lojo

La ministra Batakis asumió hace 16 días y desde que asumió todos estamos esperando señales, gestos, mensajes, señales de humo, algo que nos trasmita que vamos a corregir el rumbo. Necesitamos algo que nos dé tranquilidad y que nos permita tener confianza. Lamentablemente, ese buque ya zarpó y no va a volver.

El día 4 de julio cuando juró la nueva ministra el dólar blue valía $260.- mientras que hoy la cotización cerró en su máximo histórico de $317.- El dólar blue se devaluo en un promedio de $4.38 por día hábil desde el cambio en la cartera económica. A continuación, el gráfico muestra la evolución de la cotización de la divisa en el mercado paralelo:


El resto de las divisas (CCL o MEP) se devaluaron a tasas inferiores y su cotizaciones oscilaron ante la incertidumbre de posibles nuevas restricciones. La brecha cambiaría es del 145% y el Banco Central ayer tuvo que desprenderse de USD 40 millones, lo que totaliza unos USD 290 millones desde que comenzó la semana. Hay empresas hoy ya anunciando que comenzarán a parar sus plantas por falta de insumos, ya sea porque no pueden pagar lo ya ingresado al país o porque no consiguen el financiamiento necesario para poder comprar.

En 16 días de gestión de la nueva ministra, el mercado no recibió ninguna señal que le transmita tranquilidad. Todos los días se anuncian medidas que solo generan más ruido y que parecieran apuntar al camino opuesto al que deberíamos estar tomando: aumentan la percepción de ganancias del dólar turista, cambian las autoridades de la CNV - con el rumor de posibles intervenciones - nos dicen que no hay más plata, pero anuncian el pase a planta permanente de 11.000 personas. También dejan circular el rumor de que podrían "subsidiar" un dólar para los turistas que vengan a la Argentina. Si la idea es reducir el gasto público, seguir subsidiando cosas no es la manera.

Como dice la mayoría de los historiadores, la historia es cíclica. Y hoy podríamos encontrar algunas similitudes con la antesala de la crisis del 2001. En ese momento también había una crisis política, que se generó con la renuncia del entonces Vicepresidente. Eso dio paso a la crisis económica y luego a la crisis social que terminó en el estallido y la debacle. Hoy tenemos a la coalición gobernante fracturada, con una vicepresidente que hace campaña en contra del presidente que ella eligió y una terrible crisis económica. ¿A dónde vamos a parar?

Hay que hace un ajuste y el Sr. Presidente renunció a la gestión del país, hace tiempo que no toma las decisiones, pero ahora se volvió evidente que dejó directamente de actuar. Sabe que tiene que tomar decisiones, pero no quiere "usar la lapicera". No porque hacerlo vaya a poner contento a sus socios políticos sino porque tendría que firmar un mega ajuste, y pagar el costo político que eso implica. ¿Qué hace entonces? Está tratando de ganar tiempo, o como se diría en la jerga futbolera, está aguantando los trapos. ¿Para qué? Para que la economía, sabia y que busca sobrevivir, tome la decisión y ejecute por él. Porque tarde o temprano es lo que va a suceder.

De esta manera, él ya no será responsable de lo que se venga. Lo serán los empresarios, la clase media, la oposición - esa que dicen querer convocar para acordar cuando en realidad la quieren arrastrar al barro. No hay humildad sino intentos de autopreservación. Quieren salvar lo poco que les queda.

Esta semana leí que la ministra de Economía dijo que había que pasar agosto y septiembre dado que solo pueden emitir 10.000 millones de pesos más en lo que resta del año para no incumplir con el fondo, y eso para la Argentina, es un vuelto. Por un momento, me recordaron la frase que pasó a la historia dicha por el ministro Alsogaray "hay que pasar el invierno". Bueno, ya sabemos cómo terminó esa historia.

Todos los días el mercado mira con mayor recelo, cree menos, y toma una posición más conservadora. Los movimientos sociales empiezan a hacer ruido porque palpan la fragilidad del gobierno y saben que es el momento de pedir, porque nadie los quiere en la calle amenazando con un estallido social.



¿Qué puede pasar?

No sería de extrañar que a fin de mes los empleados públicos encuentren que en lugar de pesos les depositaron bonos que emita el Estado, ya sea nacional o provincial, porque no hay más pesos y se quedaron sin cajas. Antes los llamaron patacones, ahora quién sabe cómo los llamarán. Y ahí es cuando comenzará el camino más duro para toda la sociedad argentina. Porque es en ese momento donde la economía sabia hará el ajuste y en el proceso se llevará puestos a miles o millones de argentinos que no van a tener para comer. Van a cerrar fábricas, empresas, comercios y los índices de pobreza actuales se van a disparar.

Ajuste va a haber, de una manera u otra, solo resta determinar si será antes o después. Sí será ordenado o salvaje. Si la política asumirá la responsabilidad o se lavará las manos. Si creo que es necesario que el pueblo argentino empiece a tener memoria. Que ya no se deje engañar más por promesas falsas populistas. Un país se construye a base de trabajo, no de planes sociales y asistencialismo. Alberto soñaba con el New Deal y tendrá suerte si no termina con un Plan Austral o Fénix.

Nadie sabe qué nos deparará mañana en este país. Dicen que se anunciarían medidas, nadie sabe nada, insinúan algunas tan graciosas como prohibirle al Gabinete viajar al exterior. La única certeza es que vamos a máxima velocidad directo al abismo, por favor: ¡Que alguien pegué el volantazo antes de que no haya vuelta atrás! Aunque me temo que quizás ya no haya tiempo.

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