Un segundo trimestre mucho más complicado de lo que se esperaba. Las reservas no dejan de ceder, el Programa de Incremento Exportador no está resultando como se esperaba. Se anuncian medidas que más que soluciones son distracciones para un comercio exterior que ya no resiste.
Viernes 5 de mayo de 2023, Mg. Yanina S. Lojo
Cuando terminaba marzo sabíamos que el segundo trimestre iba a ser cuesta arriba, pero las expectativas han superado la realidad, y no para bien. Por el contrario, cada vez se vuelve mayor el cepo a las importaciones y al uso de dólares, y se anuncian acuerdos, herramientas o sanciones que poco vienen a ayudar y que solo significan más palos en la rueda.
Al final lo que se pierde de vista es que, mientras se traban las importaciones, a la larga – o ya en nuestro caso, a la corta -, se termina complicando las exportaciones, que son las que traen los dólares que tanto necesita Economía.
El Banco Central no tiene respiro
En lo que va de mayo el BCRA no deja de acumular saldo negativo. Aún cuando ayer el sector agropecuario colaboró con una fuerte venta. Si vemos los números, la autoridad monetaria compró unos USD 153 millones, y vendió USD 171 millones. Por lo cual, la posición neta queda en negativo por USD 18 millones.
Sin ponernos a analizar las cuestiones vinculadas a la expansión monetaria que viene llevando adelante para solventar el Programa de Incremento Exportador, comprando a $300 y vendiendo más barato, la realidad es que esta nueva versión del dólar soja no está dando resultados. Como se desprende del cuadro siguiente:
Fuente: Porfolio Personal de Inversiones
En lo que va de esta edición se liquidaron unos USD 1.927,3 millones desde que comenzó a regir. Mayo acumula un saldo negativo de USD 276 millones, y el anual seguiría entorno a los USD 3.241 millones. Las reservas brutas ya se encuentran en los USD 34.130 millones.
El SWAP
La semana pasada se puso operativo el SWAP con China para el pago de operaciones de importación, y según el gobierno se dispararon los pedidos. En algunos casos, hay empresas que han tenido suerte y han recibido aprobaciones rápidas. Otras llevaban mucho tiempo esperando las SIRA, ya que las habían pedido cuando se conoció la noticia a principios de este año y recién ahora consiguieron el estado SALIDA.
Pero lo que no se remarcó al momento de hacer el anuncio fue que las condiciones de acceso al mercado no han cambiado. Solicitar la SIRA en yuanes no permite poder pagar anticipado, vista o diferido antes del plazo determinado por la Secretaría de Comercio. A menos que la operación se encuadre en alguna de las excepciones, se debe esperar que se cumpla el tiempo dispuesto.
La realidad es que, aunque al momento de aprobación el plazo inicial muestra en muchos casos 60 días, muchas empresas que han podido nacionalizar han observado como el plazo definitivo – el que realmente cuenta-, pasa a 90 días. Esto implica un cambio en las condiciones que el importador negoció con el proveedor en el exterior.
El swap con China no vino a cambiar o mejorar las condiciones para negociar con nuestra contraparte si tenemos en cuenta que es muy difícil hoy conseguir financiamiento externo. Y más si aquellos con quienes negociamos tienen una leve idea de la situación actual de nuestro país. Hoy la tasa de aprobación de las SIRA en yuanes cayó sustancialmente, probablemente por la cantidad de operaciones que se han cargado en esta moneda.
Muchas empresas creían que pidiendo la SIRA amparada en el acuerdo podrían pagarle a un proveedor en cualquier parte del mundo, pero no. Solamente aplicará para aquellas operaciones cuya mercadería sea origen chino. ¿Es lógico? Si. ¿Se prestó a confusión? Si, porque el gobierno no fue claro en el anuncio. Dejó lugar a muchos grises y ahora esta tratando de aclararlo. En lugar de dar más claridad, trae dudas, enojos y más frustraciones.
El acuerdo que nunca se termina de cerrar
Desde la visita del presidente de Brasil a nuestro país a principio año se está esperando que se cierre un acuerdo entre ambas naciones para que se financien las operaciones. El presidente Lula fue bastante claro, se lo podría parafrasear diciendo no hay dinero pero vamos a buscar como ayudar. Si la esperanza estaba puesta en lograr algo similar a lo que hoy se posee con China, esto no parece fácil, por lo menos hoy. Ya el ministro de economía de Brasil, había manifestado sus dudas teniendo en cuenta que brindar financiamiento por 60-90 días si no se conoce el tipo de cambio de convertibilidad puede dificultar la puesta en marcha.
Nuevamente, nos vemos ante un anuncio que aunque se repitió ya varias veces no llega. Pero de llegar, tampoco queda claro cómo se implementará: ¿Se financiarán las importaciones? ¿O serán las exportaciones? ¿Quién asumirá los riesgos cambiarios? ¿Operar en reales garantizará poder pagar anticipadamente o seguirá teniendo que asumir el importador un pago futuro?
Todavía todas estas cuestiones están por verse, y sólo se sabe qué hay buena predisposición e ideas, pero faltan garantías necesarias para poner en marcha el sistema.
Yuanes, Reales o dólares
Sean yuanes o reales o dólares, en algún momento el gobierno tiene que entregarle a los importadores las divisas necesarias para poder afrontar el pago. Si lo hace en yuanes amparado en el swap asume un costo – el pago de los intereses -, por el uso del mismo. En el caso de los reales, aún parece muy verde el proyecto. Y en dólares, bueno eso es lo que falta.
La realidad es que la deuda con el sector es cada vez mayor: según estimaciones que se conocieron esta semana, la postergación de pagos ha logrado que la misma llegue a los USD 14.000 millones, casi el doble de lo acumulado en 2015 que rondaba los USD 7.500 millones. Y USD 4.000 millones más de lo que se calculaba en diciembre. Este sería el volumen más alto registrado durante un periodo de cepo cambiario, según algunos analistas.
Siempre pensando en el corto, nos quedamos sin el largo
Por planificar sólo para el corto plazo, nos estamos quedando sin el largo plazo. ¿Qué significa esto? Que por administrar el tratar de llegar sin acomodar la macro, solo con medidas que intentan surfear la ola, el largo plazo está a la vuelta de la esquina y lo tendríamos comprometido.
¿Si se han hecho importaciones y no se han pagado por un importe que ronda los USD 14.000 millones que va a pasar en diciembre? ¿O en 2024? ¿Cómo vamos a seguir operando? Si miramos las reservas del Banco Central: ¿hasta cuándo se podrá seguir? Supongamos que se decide salir del cepo, ¿de dónde saldrán las divisas para enfrentar estos pagos?
En cierta manera, el no devaluar hoy está generando problemas en las importaciones, que trae consigo problemas de abastecimiento local, comprometiendo la industria y en consecuencia, las exportaciones que son más que necesarias para lograr que ingresen dólares.
Como ya hemos mencionado en otras oportunidades, por no asumir la decisión de devaluar hoy, sufrimos las mismas consecuencias que si se hubiera decidido y en un futuro como se deberá regularizar la situación, esto terminar teniendo un terrible impacto sobre la sociedad. Si tenemos en cuenta que habrá que sincerar el tipo de cambio y que los pagos se postergan entonces: ¿cuál es el costo de reposición que deben asumir los productores? Y ahí vemos el impacto en la inflación.
Según el acuerdo que se celebro con el Fondo Monetario, nuestro país debería recibir unos USD 10.600 millones entre junio y diciembre. Pero debe realizar pagos para devolverle al organismo parte de la deuda contraída. ¿Adelantar esos giros realmente servirá? Si se debe seguir con el esquema de pagos, claramente no. Además, nos encontraríamos nuevamente con el problema de que embargamos el futuro por un poco más de aire en el presente. Y no se puede vivir siempre de la misma manera.
Planificar para solucionar y no distraer
En este momento, tras una serie de anuncios que parecieran no tener peso real la sensación que queda en el sector que trabaja en comercio exterior es que se intenta sacar el foco de lo realmente importante. No se anuncian soluciones, sólo se hacen anuncios. Mientras tanto el sector privado argentino sigue remando en dulce de leche tratando de comprender en la vorágine los cambios, las normativa cambiaria y aduanera; lo que pueden hacer y lo que no. No puede concentrarse en lo que debería: hacer crecer su negocio. Porque en el crecimiento de uno, esta el beneficio de todos.
Medidas como el cepo a los servicios de fletes, no golpean solamente a los importadores y defienden a la industria nacional. Golpean a todos: a los importadores, a los fabricantes y a los exportadores.
El comercio exterior es una pata fundamental para que una economía como la nuestra, tan demándate de dólares pueda funcionar y hoy, lo único que se hace es ponerle palos en la rueda. Se lo coloca en la posición de fugadores de capitales, cuando en realidad si no se traen los insumos, difícilmente se pueda producir y menos facilitar el acceso de dólares originados por sectores menos convencionales.
Algún día quizás comprendamos que el éxito de nuestro país está en potenciar la industria evitando las trabas, eliminando el famoso costo argentino, dándole una oportunidad para crecer y expandirse al resto del mundo a todos aquellos que poseen una idea – de esas que solo se nos ocurren a nosotros -, para que podamos realmente solucionar los problemas de fondo.
Por más que hagan anuncios, ya hemos llegado a un punto que nada nos distrae. Somos conscientes que las soluciones no llegan, que todo es mucho ruido y poca
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