Mientras las reservas del Banco Central no dejan de ceder, las importaciones siguen complicadas y empiezan a afectar a las exportaciones. Anuncios sectoriales, desdoblamientos y una sequía que pone todo en jaque.
Martes 28 de marzo de 2023, Mg. Yanina S. Lojo
Desde octubre que se estableció el Sistema de Importaciones de la República Argentina (SIRA) los importadores han visto como el comercio exterior ha desbloqueado un nuevo nivel de intervención que más allá de afectar a los consumidores y a la industria nacional, ya tienen consecuencias sobre las exportaciones de nuestro país. El nivel de reservas netas internacionales cada vez es menor, y la situación financiera internacional hace prever que lo que se viene no es mejor que la situación actual.
Las reservas no dejan de bajar
El lunes el Banco Central vendió unos USD 95 millones en el Mercado Único y Libre de Cambios, de manera tal que acumula en lo que va de marzo un saldo negativo que se ubica en los USD 1.554 millones y en lo que va del primer trimestre de USD 2.614 millones.
A esto se le suma la creciente demanda de dólares físico, que requirió que dos entidades financieras importaran desde los Estados unidos unos USD 250 millones para atender posibles salidas de depósitos. Asimismo, las entidades financieras solicitaron al BCRA que les hicieran llegar unos USD 54.4 millones.
Todo esto se suma a la situación del dólar futuro: nadie quiere vender. Cada vez es más difícil conseguir agentes dispuestos a hacer operaciones cuando los futuros para junio rondan los $265 y para diciembre $424.
Al mismo tiempo, el ministerio de Economía empezó a intervenir en los dólares financieras a través de los bonos AL30 y GD30 para tratar de contener la brecha. Mientras que el dólar bolsa (MEP) pareciera ceder, el Contado con Liquidación (CCL) no quiere aflojar. Lo cual, es raro teniendo en cuenta que se trata de la última semana del mes y que en general, para afrontar obligaciones las empresas suelen desarmar sus posiciones, lo cual justifica la baja entre los últimos días y los primeros días de cada mes.
Nos quedamos sin viento de cola
Como analizamos la semana pasada (Ver artículo “Los números oficiales del comercio exterior”), cuando se conocieron los números del INDEC, en febrero mostró una leve mejoría con respecto al superávit comercial pero el bimestre cerró con saldo negativo. El problema de la sequía probablemente empiece a sentirse cada vez más en marzo, y se acentúe en el segundo trimestre.
La sequía cada vez golpea más fuerte, y se estiman pérdidas del orden de los USD 20.000 millones. Lo cual tendrá un golpe muy fuerte no sólo en el ingreso de los dólares sino también en las reservas. Aunque en el día de ayer el ministro de economía anunció una serie de medidas (suspensión del pago de anticipo de ganancias, beneficios fiscales ante la venta forzosa de ganado y la suspensión de intimaciones y embargos de las cuentas bancarias) para ayudar al campo estarían serían una gota en el mar de daño. Muchos productores consideran que los beneficios son prácticamente insignificantes. Tengamos en cuenta que las exportaciones vinculadas con el sector agropecuario representan un 65% de total del comercio de la Argentina con el mundo. En vista de la difícil situación que atraviesa el sector uno podría prever que la situación actual se encamina a ser unas de las peores en muchos años de nuestro país.
El INDEC mostró que hubo una fuerte contracción en el valor de los bienes exportados, y esto probablemente se acentúe. ¿Por qué? Más allá de que a medida que el dólar se vuelve cada vez más fuerte, los precios de las commodities caen, la crisis financiera internacional va a pasar factura. Ante una situación de incertidumbre, los inversores se volcarán a los activos más seguros y dejan de lado el comercio exterior. La situación en el primer trimestre era esperable en parte por cuestiones estacionales y por otra parte, por la implementación del dólar soja en diciembre. Esta medida hizo que muchos exportadores adelantaran sus ventas para aprovechar el tipo de cambio diferenciado.
A todo esto, hay que sumarle un dato alarmante que brindo la Organización Mundial del Comercio (OMC), quien confirmó que en 2023 se observará una contracción de las compras en Latinoamérica, uno de los principales socios comerciales de nuestro país.
Las importaciones golpean a las exportaciones
El impacto en las exportaciones agropecuarias es algo de lo que todos vienen hablando hace meses, así como el impacto que, pero poco se habla de las dificultades de las empresas industriales que por las dificultades para acceder a los insumos importados están reportando dificultades para producir, y al mismo tiempo, impactando en sus posibilidades para vender al exterior. Este problema abarca principalmente a PyMES, de un abanico amplio de sectores – desde el sector tecnológico hasta textiles -, y aunque se implementaron mecanismos para facilitar el acceso a los dólares en el caso de las empresas productoras. La realidad es que los instrumentos no son fáciles de aplicar, requieren coordinar los cobros de las prefinanciaciones y las financiaciones con el pago de las importaciones.
Y los problemas se suman en el caso de aquellas firmas que deseen ampliar o mejorar su capacidad instalada porque el sistema actual, no permite la compra de maquinarias o bienes de capital. Si bien la normativa permite el pago de un 80% vista del bien, en el caso de este tipo de equipos no es una opción.
El financiamiento cada vez más difícil de conseguir
Independientemente que obtener financiamiento local, es una epopeya para cualquier empresa pequeña o mediana. Que en general termina agotando al solicitante y se queda sin poder avanzar. La crisis financiera genera mayores dificultades para las empresas argentinas para poder financiar sus operaciones. ¿En un contexto de tanta inestabilidad que proveedor aceptará enviar mercadería a una pequeña organización en argentina sin contar con el pago?
El acuerdo de repo que el gobierno viene anunciando desde principio de año con entidades financieras internacionales no se termina de confirmar. Tampoco el de financiamiento de las operaciones con Brasil a través del Sistema de Pago en Moneda Local. La modificación de metas de acumulación de reservas con el Fondo Monetario Internacional no se termina de confirmar, y de hacerlo, lejos estaría del objetivo de Hacienda que deseaba cambiar los objetivos anuales sino que sólo serían los trimestrales.
Viendo la situación en su conjunto, pensando en la caída de reservas, en la dificultad tanto para el país como para las empresas de acceder a nuevas fuentes de financiamiento, sumado a las previsiones del dólar para lo que resta del año el escenario se complica.
Pensemos lo siguiente: una empresa hoy obtiene la aprobación de su SIRA y un plazo de pago 90 días de fecha de nacionalización. En la misma línea, si en el momento que le aprueban la SIRA coloca la orden de compra, con un proceso productivo de 30 días – bastante corto -, más la logística internacional estaríamos hablando que con suerte podría nacionalizar en junio. De ahí, podría pagar recién a 90 días. Es decir, en el mes de septiembre. Viendo las dificultades que presentan las reservas, considerando que debería pagar luego de las PASO (elecciones Primarias Abiertas Simultaneas y Obligatorias): ¿Qué garantías tiene de poder honrar la obligación contraída con el proveedor internacional? Ni hablemos de la dificultad que tiene a la hora de poner el precio a un bien que recibirá en junio pero debería pagar en septiembre sin saber cuál será el valor del dólar oficial en ese momento. Cuando el INDEC informa que los productos importados mostraron un incrementó del orden del 9%, uno pensaría que en términos de cobertura se quedarían cortos.
¿Qué podemos esperar en los próximos 3 meses?
El escenario no tiene miras de mejorar, por el contrario, mientras que pensando que por la cercanía de las elecciones quizás el cepo a las importaciones podía ceder, la situación de las reservas y la escasez de dólares hacen pensar que cada vez serán menos las empresas que puedan acceder al mercado oficial para pagar las compras al exterior. Y la realidad es que ingresar al mercado financiero no es fácil ni accesible para las PyMES.
Una pequeña empresa que quisiera ingresar al dólar bolsa para comprar dólares y de esa manera, solicitar una SIRA con dólares propios tiene que esperar al menos 90 días de la última vez que ingresó al MULC y luego dejar pasar otros 90 días para poder pagar – si logró la SIRA con dólares propios -, porque requiere ingresar al MULC para convertir esos dólares billetes en dólares divisas. Más difícil es la posibilidad de pensar en hacer una operación en el marco del Contado con Liquidación. Puesto que se necesita tener una cuenta en el exterior, y no es tan fácil como muchos piensan realizar su apertura. Más para un emprendedor o una firma familiar pequeña del interior del país.
Se vienen meses difíciles, donde el comercio exterior seguirá sufriendo y la economía se verá cada vez más complicada. Es muy difícil continuar con la política actual, pero salir del cepo, tendrá un costo muy alto para toda la sociedad. Estamos en un laberinto y encontrar la salida cada vez se vuelve más difícil.
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