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El “costo argentino” bajo la lupa

La apertura del comercio exterior nos lleva a pensar en el qué cuestiones influyen en el costo de producción argentino. Por lo que, desde la UIA presentaron seis ejes que consideran influyen en el costo argentino. ¿Cuáles son? ¿Puede la apertura del comercio exterior ayudar a reducirlo?

Jueves 17 de octubre de 2024, Mg. Yanina S. Lojo


Después de muchos años en donde la economía argentina estuvo muy cerrada comenzó un proceso de apertura al mundo, no sólo pensando en la llegada de nuevos productos sino también para permitir la llegada de nuestra producción a las góndolas y los escaparates de diversas economías. Porque si queremos vender, también tenemos que comprar.


La necesidad de que los productos argentinos se vuelvan más competitivos tanto para abastecer la economía local como para ser exportados es clave no sólo para permitir la recuperación económica sino también para permitir el desarrollo y el verdadero crecimiento, así como la llegada de dólares reales a la economía.


En medio de una fuerte simplificación y desburocratización del comercio exterior, necesaria para permitir el crecimiento de la economía, desde la Unión Industrial Argentina plantearon seis ejes que desean discutir para mejorar el costo argentino. Pero ¿esta apertura puede ayudar a reducirlo?


¿Cuáles son los puntos que menciona la UIA?


Según indica el documento que circularizó el organismo, en América Latina, nuestro país ocupa el puesto 66 de 67 en competitividad.


Es por ello, que se hace foco en seis puntos que consideran clave para mejorar el costo argentino y de esa manera, la competitividad de la industria nacional:


  • Inestabilidad macroeconómica: El informe señala que desde 2010 hasta 2023, la inflación promedio anual fue del 51% y sufrió de 7 años de recesión.

  • Falta de Financiamiento: El acceso al crédito, un punto clave que mencionan todos los empresarios cuando se habla sobre herramientas necesarias, es muy limitado en nuestro país. Según la UIA, representa sólo el 6% del producto, cuando en la región se acerca al 60%.

  • Presión tributaria: En este caso, el organismo hace un ajuste particular considerando el alto nivel de informalidad que existe en nuestro país, por lo cual termina ascendiendo hasta el 52% en términos del PBI.

  • Costo energía: Según detalla la UIA cuando se compara con Estados Unidos el costo es el doble en nuestro país. ¿Por qué se selecciona al país del norte para la comparación? Según indican el potencial energético es similar (medido en términos de USD/Mwh)

  • Costo Logístico: En este caso, para la región los valores se encuentran un 43% por encima.

  • Infraestructura básica: Cita el caso del ferrocarril donde solo el 4% de las operaciones de carga se canalizan a través de este medio. Mientras que el 91% de la carga se transporta en camión


Al análisis suma, el siguiente cuadro donde compara en los trece años como ha sido la evolución de nuestra economía en comparación a otros países de la región y del mundo.

Al mirar el gráfico anterior, no resulta difícil entender por qué a las PYME argentinas les cuesta tanto despegar y más aún mantenerse en el tiempo. El alto nivel de riesgo país, ha sido un problema para que las empresas más grandes puedan buscar financiamiento en el exterior. Aunque es importante señalar que en el último tiempo la tendencia ha sido a la baja, lo cual tiene un impacto positivo, pero aún nos sigue dejando fuera o con costos muy elevados.


¿Cómo la desregulación del comercio exterior puede ayudar?


La simplificación y la desburocratización puede y tendrá un impacto directo en mejorar el “costo argentino”. ¿Cómo? En general, cuando se piensa en la apertura comercial se la toma como una amenaza, pero no debería ser visto así. ¿Por qué? Porque más del 70%, incluso por momentos casi un 80%, de lo que se importa son insumos, materias primas, bienes intermedios y bienes de capital que se destinan a cadenas productivas argentinas. Desde el campo hasta la industria necesitan importar para poder producir. Entonces, toda simplificación que reduzca tiempos tiene un impacto en los costos. Toda baja de aranceles, más en este caso donde se apuntó a maquinarias, insumos o como se hizo a principio de año, en fertilizantes y herbicidas también baja costos.


Si bajan los costos, obviamente que mejoraran los márgenes – quizás no de inmediato, pero si en el tiempo -, y eso permitirá disponer de capital para reinvertir, para generar mejores estrategias de venta y potenciar la demanda.


También nos permitirá llegar a nuevos mercados, y si podemos exportar, eso nos permite utilizar capacidad ociosa – que sabemos que para muchas fábricas hoy es un problema -, enfrentar estacionalidades, incorporar nuevas tecnologías y muchas otras ventajas que llegan con la internacionalización.


¿Qué desafíos quedan por delante desde el comercio exterior?


Más allá que, desde la UIA enuncian una serie de medidas en el ámbito nacional que tendrían un impacto positivo como la reducción de la presión tributaria con la eliminación de tasas, la devolución de saldos, así como también el desarrollo de obras de infraestructura hay cuestiones que tienen que ver con el comercio exterior y que obviamente ayudarán.


Por un lado, esta la cuestión del pago anticipado. La mayoría de los proveedores internacionales no brindan financiamiento a las empresas locales, menos después de la situación del año pasado cuando se produjo la ruptura en la cadena de pagos. Eso genera que las firmas tengan que buscar líneas de crédito o recurrir a mecanismos de financiamiento internacional que encarecen significativamente las operaciones. Hasta tanto no se solucione la situación de las reservas netas internacionales del Banco Central, difícilmente se vean avances en este punto. Aunque se liberó levemente para el caso de bienes de capital. Recordemos que desde abril se puede, en el caso de las empresas que cuentan con certificado Mi PYME, transferir sin registro de ingreso aduanero hasta un 20% del valor FOB.


Muchas empresas reclaman que vuelva algún tipo de cupo, como se había habilitado el año pasado, orientado especialmente en las pequeñas empresas que son a las que más difícil les resulta conseguir algún tipo de financiamiento. Pero, por el momento, no ha habido ninguna novedad al respecto.


Por otro lado, esta la cuestión impositiva vinculada a las importaciones. Por un lado, esta el impuesto país que hoy es un problema tanto para importadores como para exportadores, pero que en diciembre se termina. Por otro lado, esta la cuestión directamente de todos los tributos que se pagan a la hora de importar y que hacen que se duplique o triplique el valor de la mercadería de mínima.


Si bien hubo alivios puntualizados, claramente hay que continuar mejorando y trabajando en esta cuestión. Ojalá que como indicó el presidente y el ministro de Economía a medida que sea posible se empiece a reducir la carga.


En materia de infraestructura, más allá del gran problema que hoy representa los altos costos de las terminales y los fletes internacionales, la falta de desarrollo y el estado de lo que hay es hoy una gran desventaja que se traduce en extra-costos y resta competitividad. Se necesita mejorar la conectividad del país tanto para el consumo interno como para aquello que se busca vender al exterior.


La apertura comercial puede ser vista como una amenaza o una oportunidad, dependerá de que tipo de medidas se tomen tanto desde lo público como desde lo privado para que se pueda aprovechar la situación. Obviamente, queda mucho por hacer tanto en lo interno como en el posicionamiento externo, pero en materia de comercio exterior muchas cosas han cambiado para mejor, inclusive para la industria nacional.  

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