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El valor del trabajo

Actualizado: 23 dic 2022

La consagración de la Selección argentina reivindica valores que son fundamentales para permitir el crecimiento de nuestra sociedad.

Martes 20 de diciembre de 2022, Mg. Yanina S. Lojo


El domingo pasado después de sufrir durante más de 120 minutos nuestra Selección se consagró campeona del mundo. En mi caso, fue la primera vez que vi a la Albiceleste ganar este título. Crecí creyendo que somos los mejores del mundo porque tenemos a los mejores, pero nunca los había visto alzarse con el máximo premio. Para mi Maradona no es el mismo que para las generaciones anteriores, mi primer recuerdo es cuando se lo llevan en el mundial 94 y después de eso … la historia.


Para mí siempre fue Messi, porque más allá de ser un futbolista excepcional siempre sentí que era un ejemplo de deportista. No necesitaba que ganara una copa del mundo para sentirlo el mejor. Siempre lo fue por su relación con la gente, por su humildad, porque siempre estaba intentándolo, siempre queriendo superarse, porque para mí siempre fue líder, distinto a otros, porque no hay un solo tipo de líder y por un montón de características más podría que enumerar.


El domingo quería que ganaran más por él que por nosotros. Sentí que el mundo se lo debía. Cuando Francia nos empató me acorde de la frase “la vida no es justa” y por un momento, pensé que no se le iba a dar. Y después hizo su magia. Lástima que Mbappe nos pinchó el globo y terminamos en penales.


El mensaje que implícitamente nos dejó esta Selección pero que también de manera explícita muchos jugadores remarcaron en sus conversaciones con el periodismo es que todo se logra a base de mucho trabajo, esfuerzo, compromiso, sacrificio, paciencia y trabajo en equipo. Nada llega sólo. Y no es un logro de esos 11 que salieron a la cancha, sino de un montón de gente más que está detrás de bambalinas que hace que todo funcione.


La vida es eso. Como muchos han dicho, lo importante no es cuántas veces te caigas, sino las que te levantes. Esto aplica a cualquier ámbito de nuestras vidas. Nosotros construimos nuestro destino y nuestra suerte. Siempre va a haber elementos que nos van a tirar para abajo, que van a hacer más difícil el camino, pero está en nosotros lograr superarlos. La vida nos pone pruebas: algunas más sencillas, otras más difíciles. Nos toca enfrentarlas y hay que hacerlo con todo lo que tenemos. No dudemos en pedir ayuda cada vez que sea necesario, porque nadie puede lograr todo sólo. Sino miremos a este equipo que nos demostraron que unidos por un objetivo en común, tirando todos juntos es más fácil que sólo confiando en las individualidades más que sobresalientes que no le faltan.

Escuchemos y aceptemos las diferencias de quienes nos rodean. Tengamos siempre presente que estamos en el mismo equipo y que el objetivo final – más allá de las metas personales – es el mismo. El potencial del ser humano, de una empresa o de un país sólo se alcanza cuando se comprende que para ser los mejores necesitamos que aquellos que nos rodean quieran dar lo mejor de sí mismos. Nunca podremos ser los mejores de nuestra área si además no intentamos ser las mejores personas que podamos.


El liderazgo se trata de inspiración. Motivemos a quienes nos rodean. Aunque a veces resulte difícil, y el atajo sea más tentador. Aunque el esfuerzo muchas veces no sea valorado como corresponda, aunque no se nos reconozca. No dejemos de hacer porque alguien pueda destruirlo, no dejemos de trabajar, porque alguien pueda robarnos. No dejemos de escuchar, porque no se nos escuche. No dejemos de expresar nuestra opinión, aunque se nos ignore. Porque siempre alguien va a estar escuchando, alguien va a estar viendo y alguien va a estar aprendiendo de nuestro ejemplo. Porque al final, lo que quedará reflejado será nuestro carácter y sólo aquellos que se han mantenido firmes ante todas las dificultades son los que pueden decir que han conseguido el éxito.


El domingo la Selección demostró que los argentinos somos mucho más que el estereotipo que se tiene de nosotros. Y también hizo manifiesto que los argentinos nos podemos unir, dejar de lado las diferencias, que todo no es política. Soñemos que un día no sólo el fútbol nos una, soñemos que un día volvamos a ser un pueblo unido más allá del festejo. Soñemos que, con trabajo, perseverancia, esfuerzo, paciencia y con un objetivo en común podamos salir adelante.


Estimados jugadores gracias por todo lo que nos compartieron, lo que nos hicieron sentir y lo que nos recordaron. Esperemos estar a la altura, esperamos no defraudarlos. Infinitas gracias.

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