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La quita de retenciones, ¿es suficiente?

Esta semana el secretario de Agricultura adelantó que luego del 19 de noviembre se analizaría la quita de retenciones para algunos productos del complejo agroexportador. Pero ¿es suficiente? ¿Qué pasa con el resto del complejo exportador? ¿Son medidas suficientes para potenciar las exportaciones argentinas?

Martes 7 de noviembre de 2023, Mg. Yanina S. Lojo


La novedad ya había sido adelantada por el secretario de Agricultura, y luego confirmada por el ministro de Economía, después del 19 de noviembre se evaluaría bajar retenciones al maíz, trigo y a la soja como una forma de aumentar nuestro volumen exportador. Pero aunque la noticia siempre será bien recibida por el campo, es claro que queda mucho camino por recorrer para asegurar que todos los sectores del complejo exportador estén en condiciones de internacionalizarse en el largo plazo.


El anuncio para un sector del campo


El secretario de Agricultura, Ganadería y Pesca, Juan Jose Bahillo explicó que desde Economía se pidió evaluar en función de la proyección de exportaciones agropecuarias la posibilidad de una baja en las retenciones. Para ellos, se pidió simular el impacto de una baja de alícuotas a las retenciones al sector agropecuario. Aunque el ministro solo hablo de tres complejos: el del maíz, el trigo y la soja.

Según indicaron desde Agricultura, se estima para 2024 ingresos por unos USD 52.000 millones duplicando los ingresos de 2023, que fueron muy golpeados por la sequía que afectó a todo el complejo agroexportador.


Este anunció llega después de que circulará el rumor de que se evaluaba la posibilidad de quitar beneficios impositivos en el Presupuesto 2024. Este comenzaría a tratarse luego del balotaje.

Según las declaraciones del ministro de Economía esta medida “es la manera de aumentar el volumen exportador, la competitividad productiva y la generación de valor agregado.”


La imprevisibilidad


Si bien la posibilidad de bajar las retenciones, y otros impuestos siempre es bien recibido por el sector exportador, en el contexto actual resulta insuficiente. El anuncio no guarda relación con otras medidas que necesita el complejo exportador argentino para continuar creciendo y lograr un posicionamiento a nivel internacional.


El primer problema que tiene la baja de retenciones es la falta de certeza. ¿Cómo? Si, la falta de certeza. Porque en la Argentina si hay algo que ha caracterizado este tipo de medidas es la facilidad con la que se cambian. No hay certeza de que esta decisión sea parte de un plan a largo plazo. En otras palabras, ¿Qué seguridad tienen el productor de que en un año o dos si hay problemas de caja, no se vuelvan a modificar las alícuotas?


La falta de un proyecto nacional verdaderamente a largo plazo hace que invertir en sea una apuesta arriesgada. Un pequeño productor que decide apostar y expandirse aprovechando que se otorga una mejora en las condiciones, se puede encontrar que en el corto plazo – quizás antes de que termine de pagar el crédito que tomó con mucho esfuerzo -, las condiciones cambien y no por el mercado, sino porque el Estado necesita financiar el déficit fiscal creciente en el contexto de un nuevo escenario electoral. Entonces: ¿esta decisión por si sola lograr incrementar las exportaciones? Claramente, no.


Anuncios con gusto a poco


La decisión de eliminar las retenciones para Economías Regionales durante 2023, y para algunos complejos, ha sido muy bien aceptada. Lastima que hoy los exportadores no pueden capitalizarla por diversos motivos. ¿Cómo cuáles? Falta de insumos, materia prima, bienes de capital, un tipo de cambio poco competitivo, ausencia de herramientas de financiamiento a un costo aceptable, fallas en la infraestructura, y podríamos seguir nombrando más casos.


El listado de problemas que mencionamos en el párrafo anterior no es nuevo, ni distinto de lo que cualquier exportador podría enunciarle en una charla. No son pocas las economías regionales que en el último tiempo han anunciado que debido a los problemas para importar no pueden crecer con sus exportaciones.


La falta de materias primas y bienes de capital golpea directamente la capacidad productiva de las empresas argentinas que podrían querer incrementar su producción. Por otro lado, muchas tienen problemas para sostener el nivel actual dado que si un bien se rompe no hay repuestos, o hay que esperarlos y los plazos para que estos ingresen cada vez son más largos. Hace dos meses atrás un productor agropecuario del norte exponía que había tenido que reemplazar una pieza de un tractor, con el desguace de otro, pero dado que no era la adecuada en cualquier momento este podía pararse. ¿El problema? El repuesto no aparecía por ningún lado. Nadie lo tenía. De norte a sur, de este a oeste, la pieza estaba en faltante y sin fecha de ingreso al país. ¿Las consecuencias que podía tener que esta maquina se pare? Que la capacidad de cosecha cayera en más de un 30%.


Con relación a las herramientas de financiamiento, todos hemos escuchado de las líneas productivas que se anuncian, con tasas blandas. No terminan de hacer el anuncio que se agotaron los recursos. Y con el nivel de costo financiero que hoy se maneja en el mercado argentino, es muy difícil invertir sin contar con capital propio.


Podemos hablar largo y tendido sobre el tipo de cambio. La medida de hacer extensivo el Programa Incremento Exportador (PIE) a todas las exportaciones de bienes y servicios, hasta el 17 de noviembre es más una medida destinada a ayudar al BCRA que a las empresas exportadoras. Hoy muchas siguen intentando realizar las liquidaciones bajo este esquema que, dada la pequeña ventana temporal, no da tiempo para que las entidades financieras y las firmas afinen los instrumentos.

Más allá de reconocer que el tipo de cambio en $350 no es competitivo, ni está cerca de serlo, y de llevar adelante una devaluación encubierta, no han considerado que muchos exportadores, aunque accedan a este beneficio, deben costear insumos que se valorizan considerando una cotización mucho mayor.


Finalmente, cuando se anunció el PIE por cada dólar los exportadores recibían $525, mientras que hoy podrían llegar a recibir menos de $500.- ¿Por qué? Porque al comenzar a liquidar en el mercado financiero, la oferta se ha incrementado y el precio ha tendido a la baja. Eso sí, la recaudación del Estado se ha incrementado.


En el caso de la infraestructura, el interior productivo argentino podría explicarnos largo y tendido las deudas que hay con respecto al desarrollo de rutas, caminos, puertos, en otras palabras, brindar herramientas logísticas que permitan que los productos lleguen a destino en las mejores condiciones, en el mejor tiempo y al menor costo posible.


Un programa a largo plazo


Las exportaciones pueden crecer, pero la internacionalización de las empresas argentinas sostenida en el tiempo requiere de medidas serias. De un proyecto a largo plazo. Las firmas exportadoras no son un cajero automático de dólares, son actores económicos que juegan un papel fundamental.


La competencia internacional ayuda a que los productos, los procesos y las empresas mejores. Que se adopten mejores prácticas, que se potencie la innovación y el desarrollo. Obviamente, que esto reporta en una mejora para todos los consumidores que no solo recibirán mejores bienes y servicios, sino que además a precios más competitivos. Todo eso no llega solo. Se necesita previsibilidad, seriedad y compromiso. Se debe transmitir confianza en que los programas que se implementarán se sostendrán en el largo plazo y que por cambios en la voluntad política no se verán afectados. Con la palabra tan devaluada, con tantos frentes abiertos en la economía local, pedirles a los exportadores hoy un mayor esfuerzo, es demandar un salto de fe. Y ya lo han hecho en otras oportunidades, y no son pocas las oportunidades en donde el cambio de reglas de juego sobre la marcha los ha golpeado o incluso los ha dejado fuera de mercado.

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