Ayer trascendió un informe preliminar del gobierno donde queda plasmada la caída de las importaciones durante el mes de enero. Mientras que desde el gobierno insisten con que muchas empresas aprovechan para stockearse a dólar barato, las PyMES cada vez resisten menos.
Viernes 10 de febrero de 2023, Mg. Yanina S. Lojo
Esta semana circuló un informe preliminar del gobierno sobre la evolución de las importaciones en el mes de enero. El mismo deja ver la fuerte contracción que hubo en los principales rubros y se coincide con las estimaciones que habría realizado la consultora EcoGo: este año las importaciones no pueden ascender por encima del umbral de los USD 5.500 millones mensuales.
Los datos oficiales
En enero las importaciones habrían sido de unos USD 5.300 millones, lo cual representaría un 6% más que en diciembre, pero un 4% inferior a 2022. Esto es consistente con la baja tasa de aprobación de SIRA que se viene observando, y probablemente, en los próximos dos meses el número sea inferior. ¿Por qué? Porque en general hay una demora entre la aprobación de la licencia y la nacionalización. No todas las empresas trabajan con proveedores que tienen stocks disponibles, más allá del tiempo que demora traer una carga, por ejemplo, desde Asia.
Hubo una caída interanual en la importación de bienes de consumo, bienes intermedios y bienes de capital. Pero lo más importante es ver los números:
La importación de bienes de consumo alcanzó un nivel de USD 620 millones lo que representa una caída mensual y anual que ronda el 9%. En lo que respecta a los bienes intermedios el volumen importado fue de USD 1.860 millones, esto es un 10% menos que en 2022, aunque cuando se lo compara con el mes de diciembre aparentemente habría habido una leve mejora. En el caso de los bienes de capital, el dato preocupa por el impacto que tiene el desarrollo de la industria nacional, las importaciones cayeron un 8% anual. Lo llamativo es el incremento en la importación de combustible, que creció un 56%. En parte, esto se explica porque al comparar con enero 2022 los valores no se encontraban afectados por la crisis internacional. Habría que analizar en cuanto a los valores informados cuál fue la dispersión en los precios para poder saber si el incremento o la caída con respecto a 2022, considera como variaron los precios. Igualmente, debemos remarcar que los datos son preliminares.
¿Qué pasa con los stocks?
Mientras que el informe presentado la semana pasada por la Cámara Argentina de Comercio y Servicio remarcaba que el 93% de las empresas encuestadas presentaban ya problemas en sus stocks. En respuesta a cómo esto afecta el giro normal de su negocio, el 83% ya está teniendo problemas. Mientras que un 8% cree que esto sucederá en un mes, y un 7% en dos o tres meses siempre que la situación no se modifique.
Sin embargo, el gobierno insiste que muchas son las organizaciones que buscan sobre -stockearse accediendo a un dólar “barato”. En este contexto, la Secretaría de Comercio extendió hasta el 31 de diciembre la obligación a las empresas comerciales e industriales de informar sus stocks y estructuras de costos. El Sistema Informativo para la Implementación de Políticas de Reactivación Económica (SIPRE) establece que mensualmente se deberán indicar los precios vigentes y las cantidades vendidas para todos sus bienes (intermedios o finales). Esta medida alcanza a las empresas que en 2019 hayan registrado ventas por más de $113 millones en lo que respecta a la actividad comercial y en el caso del sector industrial, $82 millones.
Mediante la Resolución 67/2023 se establece que se deberá informar precios, cantidades producidas o vendidas y el stock de todos sus productos.
¿La energía abre una ventana?
Hay quienes creen que la caída en la importación de energía liberará dólares para el resto de la industria y comercio. La Empresa Estatal de Energía Argentina, adjudicó esta semana unos 30 cargamentos de Gas Natural Licuado (GNL) por un total de USD 1.313 millones, lo cual representaría una ahorro de unos USD 1.500 millones con respecto al año anterior. Esto se debe principalmente a que los precios han caído un 54% con respecto al 2022.
La mala noticia es que el 20% de la compra deberá girarse la semana próxima golpeando las escazas arcas del Banco Central. Cuando hasta ayer el BCRA acumulaba un saldo negativo por casi USD 400 millones, deberá desprenderse de unos USD 263 millones para pagar a las empresas proveedoras que comenzarán a enviar GNL durante los próximos cinco meses.
Entonces, ¿veremos un alivio?
Siempre en Economía hay que ser cautelosos e ir analizando cómo van respondiendo las diferentes variables macroeconómicas puesto que pueden inclinar la balanza para un lado o para el otro.
Cuando uno mira, por ejemplo, las solicitudes de importaciones del último mes la situación es preocupante, no hubo casi aprobaciones. En el caso de los servicios informáticos, la tasa de aprobación está por debajo del 16%. Y para los bienes, se observa como desde enero todas las semanas cae el volumen aprobado.
Habría trascendido un informe del INDEC elevado a las principales autoridades de nuestro país donde adelanta que el valor de la inflación del mes de enero estaría entre el 5,7% y el 6,3%. El próximo martes sabremos si esto es correcto. Pero de ser así, el golpe será muy fuerte y la respuesta del mercado, será significativa. Al mismo tiempo, la pregunta que surge es: ¿el Banco Central decidirá subir las tasas? Por otro lado, ¿qué va a pasar con el dólar?
También se supo que mientras se llevan adelante las reuniones con el equipo del FMI por la revisión del cuarto trimestre del 2022, se comenzó a charlar la posibilidad de que nuestro país obtenga un waiver porque no se lograría cumplir con las metas, y la posibilidad de ingresar en una crisis de desembolsos – que se da cuando el organismo decide suspender los giros –, sería desastroso.
Hay quienes creen que el primer trimestre será el más duro para los importadores, ante la cantidad de pagos que debe afrontar la economía y la escaza liquidación de dólares. Pero a la vez piensan que entrado el segundo trimestre, aprovechando que deberían comenzar las ventas del sector agropecuario podría liberarse un poco el cepo a las importaciones para generar una sensación de reactivación. Sin embargo, esto parece muy positivo si se tiene en cuenta que la sequía es un problema mucho más serio de lo que el Estado pareciera reconocer.
La versión de un nuevo dólar soja comenzó a circular durante toda la semana, con el objetivo de incentivar la liquidación y poder llegar hasta marzo, sin castigar tanto al resto de la economía por la falta de dólares. Cuando se mira el stock almacenado en silobolsas, los agroexportadores tendrían resguardada soja por un valor de unos USD 3.600 millones. Pero entregar un tipo de cambio diferencial en este contexto, donde la inflación parece lejos de estar controlada, sería como tirar nafta en un incendio. Habría que emitir más y eso alimentaría además la brecha cambiaria.
Por donde se analice el problema, cuesta imaginar que la situación de las importaciones mejoraría en el corto plazo. Sí, podemos pensar que, como suele pasar en un año electoral, a medida que se acerca la fecha de los comicios podríamos ver que se levante el pie del freno para tratar de reducir el descontento en los sectores industriales y evitar suspensiones o despidos. El problema es que aún faltan unos cuantos meses, y muchas pequeñas empresas o emprendimientos no tienen este tiempo. Algunas llegan a fin de febrero, otras quizás puedan resistir un mes más. Mientras los políticos se pelean, acá en tierra firme, donde vive el común de la gente la situación es cada vez más difícil.
Comments