Ayer se conoció un informe de la Cámara Argentina de Comercio y Servicios sobre el impacto de la implementación del Sistema de Importaciones de la República Argentina en las PYMES. Por otro lado, mientras que el nivel de depósitos en dólares sube, los préstamos en esta moneda no se ejecutan en un momento donde lo que más se necesita es financiamiento.
Miércoles 1º de febrero de 2023, Mg. Yanina S. Lojo
Ayer la Cámara Argentina de Comercio y Servicios dio a conocer un informe realizado sobre el SIRA y las PYMES. Los números fueron más que reveladores y pintan por completo el escenario real de las pequeñas empresas de nuestro país. A esto se le suma la falta de financiamiento no sólo por parte de los proveedores del exterior sino a nivel local. Cuando los niveles de depósitos en dólares alcanzan valores cercanos a los históricos, la posibilidad de acceder a financiamiento en esta moneda es prácticamente imposible sea por la falta de predisposición de los bancos como por el alto costo. Esto último en un contexto de falta de dólares, donde todos esperan que la situación para los importadores se vuelva cada vez más difícil deja una imagen del futuro muy negra.
Informe de la Cámara Argentina de Comercio y Servicio (CAC)
La información suministrada por la CAC surge de un relevamiento realizado en más de 200 empresas de diferente tamaño – micro, pequeña y medianas –, que importan tanto bienes de capital como insumos, bienes intermedios o finales.
Fuente: Cámara Argentina de Comercio y Servicios
Según la respuesta de las organizaciones, de las solicitudes presentadas desde el 17 de octubre de 2022 a la fecha, el 76% sólo ha conseguido que un 25% fuera aprobadas. En cuanto a los plazos, en promedio se ubican en 90 días para poder acceder al Mercado Único y Libre de Cambios (MULC). En relación con la oportunidad de acceder a financiamiento por parte de su proveedor en el exterior, sólo el 39% ha obtenido esta posibilidad.
Fuente: Cámara Argentina de Comercio y Servicio
No resultan menos preocupantes los datos que surgen en relación con el impacto que ha tenido las trabas a la importación en su actividad comercial. El 93% han respondido que su inventario se ha reducido, y el 83% confirma que esta situación está afectando su actividad comercial normal.
Con estos números resulta difícil creer que la actividad económica no esté siendo afectada, como sostienen las fuentes oficiales. Por el contrario, aunque la demanda por ahora se sostenga la caída de los inventarios tiene un impacto directo sobre los precios.
Falta de financiamiento en dólares
Según publicó la agencia de noticia Bloomberg los bancos argentinos prestan sólo dos de cada diez dólares que reciben. Mientras que en enero los depósitos ascendían a unos USD 16.232 millones de dólares, los préstamos solamente se ubicaban en los USD 3.525 millones. Desde agosto de 2019 a enero de 2023, el financiamiento en la moneda estadounidense se redujo en un 78%. Hace 3 años atrás los préstamos en esta moneda se ubicaban en valores cercanos a los USD 16.300 millones.
La mayoría de los analistas coinciden en el mismo punto: endeudarse hoy a un dólar oficial de $185 implica un riesgo muy alto debido a la alta incertidumbre que hay sobre el futuro del valor de la divisa así como las medidas que el gobierno puede tomar y el impacto que puede tener sobre el precio al que tendrían que devolver los fondos. Por el contrario, todas aquellas empresas que pudieron aprovecharon la racha de tasas negativas y tomaron la decisión de desendeudarse.
El cepo no ayuda, y cuanto más se endurece, peor es la perspectiva a futuro: la probabilidad de un evento devaluatorio se incrementa. Esto hace que si uno decidiera endeudarse en dólares tendría casi la certeza que va a devolver lo tomado a un tipo de cambio más alto. El mayor problema es que nadie sabe cuál será el valor y, por lo tanto, el riesgo a asumir es altísimo.
Si bien dentro del SIRA aquellas empresas que deciden endeudarse en dólares pueden acceder a un tratamiento especial para el pago de sus importaciones, el costo y el riesgo hace que la alternativa no sea ni segura ni atractiva para las organizaciones. Menos aún para las pequeñas. En el supuesto caso que decidieran asumir el riesgo, y consiguieran una entidad financiera dispuesta a hacer el préstamo se plantea el gran problema: ¿Cómo definir una política de precios si hay una gran incertidumbre con respecto a cuánto finalmente tendrán que reponer los fondos obtenidos?
¿Y los dólares oficiales?
Mucho se ha hablado del impacto que va a tener el menor ingreso de divisas al mercado por la sequía y cómo esto afectará las ya flacas reservas del BCRA. El año pasado el campo aportó unos USD 44.000 millones, y la Bolsa de Comercio de Rosario prevé una caída del 13%. Muchos economistas pronostican que 2023 dejaría un saldo positivo de solo USD 4.000 millones de superávit.
Esto implica que necesariamente el gobierno necesita reducir las importaciones en unos USD 4.000 millones por mes. Hoy la deuda con los importadores ya está en el orden de los USD 8.000 millones. En algún momento, se va a tener que regularizar la situación puesto que sino podría dejarse sin margen operativo a las empresas.
¿Hacia dónde vamos?
El margen para seguir apretando el cepo es cada vez menor, debido a que la falta de bienes e insumos termina impactando sobre los precios y éstos en la inflación. No se puede negociar acuerdos de precios con todos los sectores de la economía y tampoco hay dólares suficientes para ofrecer a cambio.
Por otro lado, si caen las importaciones en el mediano plazo se va a ver el impacto en las exportaciones. Muchos de los insumos y bienes de capital que se traen tienen como destino la elaboración de bienes destinados a la exportación. Y si bien, se han implementado ciertas mejoras en cuanto al acceso al mercado para las empresas que están en esas condiciones – aplicando anticipos o prefinanciaciones para acceder al mercado ante del plazo de pago indicado por industria –, para ello primero hay que tener disponibilidad de la SIRA en estado SALIDA. Y lograrlo es casi una epopeya.
Como todo en la economía esta relacionado entramos en el círculo vicioso que, si caen las exportaciones, tenemos cada vez menos dólares, lo cual llevaría a tener que limitar aún más el acceso a los dólares oficiales.
El financiamiento local en dólares es imposible por lo difícil de obtener y lo riesgoso. La posibilidad de obtener crédito desde el exterior a través del proveedor es un poco más factible, pero se ve anulada por la falta de aprobación de las licencias. ¿Qué queda entonces? Como todos los precios de la economía no se pueden controlar, el Estado había formulado la propuesta de incentivar la oferta a través de la demanda, para que los precios caigan. Lamentablemente, es imposible si no hay insumos para producir. Entonces solo queda el camino de la recesión: la caída de la demanda es lo que finalmente llevará a que los precios se desinflen. Exactamente lo opuesto a lo propuesto.
El Sistema de Importaciones de la República de Argentina lleva más de tres meses y medio en funcionamiento y ya hoy las PYMES no pueden más. ¿Qué queda para el resto de 2023?
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