Desde el anuncio del ministro de Economía, el sector espera ansiosamente la norma que finalmente deje atrás la SIRA, la SIRASE y toda la maraña de trabas que afectaron la operatoria. Sin embargo, las deudas siguen estando y las soluciones no llegan.
Miércoles 20 de diciembre de 2023, Mg. Yanina S. Lojo
Durante su exposición, la semana pasada, el ministro de Economía anunció que llegaba el fin del Sistema de Importaciones de la República Argentina y todo lo vinculado a él. Se informó que de ahora en adelante se utilizaría un sistema de declaraciones previas a fines estadísticos. Aún no está la normativa sobre este tema. Si llegaron cambios en materia cambiaria. La mayoría de los operadores han quedado con gusto a poco, no solo por las reglas que se imponen para adelante, sino que aún no se ha explicado cómo se pagará lo que se adeuda y qué hoy representan el verdadero problema.
Adiós SIRA. Hola, Sistema Estadístico
A partir de los anuncios que realizó el ministro, quedo claro que no se necesitaría más tramitar para las importaciones de bienes y servicios SIRA y SIRASE, tampoco sería necesaria la validación en la Cuenta Corriente Única de Comercio Exterior (CCUCE) para acceder al pago.
También informó que se implementaría un sistema de declaración anticipada de importación a los fines estadísticos. En muchos chats de comercio exterior inclusive en algunos medios ya se le ha dado nombre SEDI haciendo referencia a su carácter estadístico.
La normativa, la letra chica, no se conoce. Se ha hecho énfasis en muchos de los trascendidos en los medios que tampoco habrá más trámites vinculados con licencias no automáticas de importación (LNA). Sin ir más lejos, habría trascendido que durante la reunión que mantuvo el ministro en la Unión Industrial Argentina algunos sectores habrían reclamado por el mantenimiento de las LNA y la respuesta fue “hay que evitar discrecionalidades”.
Aún sin conocer la norma es de suponer que los requerimientos técnicos que están vinculado con cuestiones de seguridad o que protegen al consumidor se mantendrán. Y es lógico. Todo aquello que pueda afectar la salud, el medio ambiente o la seguridad debe pasar por controles previos. Es algo común y que se practica a lo largo y ancho del mundo.
Hay quienes dicen que la Capacidad Económica Financiera (CEF) deja de existir, otros que se queda. Estas dudas se dan por la ansiedad de los operadores de conocer cómo funcionará el nuevo sistema. Si el CEF se queda, lo más lógico sería que la AFIP de a conocer el mecanismo de cálculo, algo que se reclamó durante mucho tiempo. ¿Cómo es que llegamos a ese valor que mes a mes vemos informado en el sistema de la AFIP? ¿Qué conceptos nos afectan en el cálculo de esta?
Pero el problema hoy no es la SIRA o la SIRASE. Mientras que la primera se aprobó con mayor celeridad en el último tiempo de la administración saliente para que la actividad no se viera afectada, en el caso de los servicios la situación es completamente diferente. Hubo pocas o prácticamente nulas aprobaciones.
Pero en ambos casos, el verdadero problema ha sido el pago. Mientras que se aprobaban las operaciones, a través de la CCUCE y del constante cambio en las normas de acceso al mercado se recrudecía el cepo haciendo que las empresas acumularan una deuda monumental con sus proveedores en el exterior.
Los problemas de las nuevas normas
Mientras que las reservas netas internacionales se encuentran en valores negativos por USD 11.000 millones, no hay muchas alternativas. Pero las normas cambiarias que se comunicaron la semana pasada dejaron mucho pendiente, muchas grises y muchas dudas. Las empresas pueden entender la situación, pero es lógico que con este escenario se generé desabastecimiento y problemas en las entregas. Los proveedores no dan más crédito y no van a continuar enviando mercadería sin el pago.
En primer lugar, salvo a través de algún tipo de financiamiento, no hay escenarios para el pago anticipado. ¿Cómo importar un bien de capital sin pago anticipado? Supongamos que una fabrica argentina sufre una falla en una de sus maquinarias y necesita traer una nueva para que la línea de producción no se pare o su producción no decaiga. ¿Cómo hace? No es fácil para una empresa PYME conseguir un endeudamiento financiero en el exterior para pagarla.
¿Qué pasa con las operaciones que se realizan por Courier? ¿Deberán pagarse usando el plan Ahora 4? Claramente, por el monto de la operación esto no es viable. Y tampoco lo es pagar a 120 días. Porque no son 120 días: son 30, 60, 90, 120 o 180 días de la fecha de registro aduanero. Por lo que, el proveedor debe financiar el proceso productivo y la logística internacional.
Y ¿qué pasa con las operaciones con dólares propios? Hasta la implementación de la Comunicación A 7917 las empresas que poseían dólares y los utilizaban, podían pagar en las condiciones negociadas con sus proveedores. Pero se punto se derogó, junto con el cupo de USD 50.000 por año calendario, entonces: ¿cuál es el beneficio de usar los propios dólares?
Lo único que les quedaría a los operadores sería ir al mercado financiero, específicamente al Contado Con Liquidación, y realizar las operaciones en ese marco. Prácticamente no hay diferencia: $943,70 en el MULC y $948,75 en el CCL se paga cada dólar.[1] Por ello, muchas empresas empiezan a pensar en mudarse a este mercado. Y esperan la llegada del nuevo sistema para ver cómo se puede instrumentar la cuestión del pago. Mientras tanto comienza a gestionar la apertura de cuentas en el exterior. Aunque en algunos casos no resulta tan sencillo como parece, y requiere tiempo. Y tiempo es lo que falta.
En el caso de los servicios, la norma además de ser engorrosa en su lectura deja lugar a muchas interpretaciones y aunque se especifico un tratamiento diferenciado para el código S30, no hubo nada para el S31 ni para el S04. Por lo cual, estos últimos dos dependen del vinculo entre las partes para saber cuándo acceder al mercado.
Si todos los importadores cansados de estas normas se van al mercado financiero, claramente la presión sobre la brecha se incrementará y terminará haciendo que esta suba. De facto tendríamos un desdoblamiento cambiario para las operaciones comerciales, que lo va a hacer el mercado.
Queda claro que el BCRA ha intentado garantizar que los flujos se paguen con flujos ingresantes. El problema es que hoy, para que continúe habiendo operaciones hay que pagar lo que se adeuda.
La deuda se queda
La llegada de un nuevo sistema para gestionar las declaraciones previas de importación es realmente importante, más si representará una simplificación del comercio exterior. Pero lo que hoy urge es dar solución al problema de la deuda con el exterior.
La administración anterior implemento un sistema nefasto, donde se especuló con las operaciones y el acceso al mercado. Se otorgó autorizaciones para importar con una promesa de acceso, bajo la cual las empresas asumieron compromisos con el exterior. Jamás se honraron. Y la mayoría de los importadores hoy tiene a los proveedores respirándole sobre la nuca, con amenazas de inicio de acciones legales, de ejecutar seguros de crédito a la exportación, pero más grave aún: sin entregas hasta que se pague lo viejo. En ese escenario, se necesita urgentemente dar una solución clara sobre cómo se va a pagar.
Desde Economía estiman que cerca del 50% de la deuda que hoy mantienen las empresas argentinas (entre nacionales y filiales) es con casas matrices. En este argumento está implícito el concepto de que entre empresas vinculadas es más fácil llegar a una negociación. Es verdad. Pero también es real que muchas firmas ya han recibido un ultimátum de sus casas centrales, no hay más entregas hasta que se pague el pendiente. Hay grandes conglomerados multinacionales que pueden continuar trabajando, pero otras organizaciones de menor envergadura han llegado al límite de su crédito. Se por importación de bienes o servicios.
En ese contexto, se introdujeron a los BOPREAL. Estos bonos que los importadores podrán suscribir por el total de la deuda. Pero cómo dijimos ya la semana pasada, la norma que los presentó dejó muchas dudas. Por ejemplo, ¿Qué periodo de deuda se considerará? Hay operaciones pendientes de pago que son del 2023, otras de 2022 pero inclusive hay del 2019. Dado que muchos importadores arrastran operaciones de despachos de importación previa la reinstauración del SEPAIMPO y que no han podido gestionar su pago por este mismo motivo.
A más de una semana de la presentación de estos instrumentos hay muchos trascendidos pero pocas certezas. ¿Cómo se podrán utilizar? Hay importadores que consultan sobre la posibilidad de transferirlos directamente a sus proveedores en el exterior, o si deberán esperar a la amortización, o si se podrán comercializar en el mercado secundario y de ser así ¿a qué precio? ¿Y cómo se hará para sortear la norma que impide el acceso al mercado financiero si uno opera en el mercado único y libre de cambios si se vende en el mercado secundario? Porque se estaría comprando con pesos un instrumento nominado en moneda extranjero y luego liquidado contra dólares. ¿Cómo se cruzarán los despachos que indican que se iba a acceder al mercado y se pagan con este mecanismo? Toda esta información queda pendiente de resolver, y es lo que está generando muchas dudas. ¿Qué pasa si una empresa no quiere acceder al bono? ¿Cómo podrá pagar?
La administración de ayer, los problemas del hoy
Claramente, el problema no es de ahora. Se debe a la administración del comercio exterior que sufrimos durante el último tiempo. Lo que hoy sufrimos es consecuencia de una discrecionalidad absoluta que hubo sobre qué, cómo y cuándo se operaba. No sólo esto afectó a los importadores, también lo vivieron los exportadores, los productores nacionales, pero más aún los consumidores.
Los sobreprecios y la falta de valores de referencia, la aceleración en la inflación son claramente consecuencia de falta de certidumbre que dejo la administración que se fue. Pero los proveedores leen los mismos portales que nosotros y saben lo critica que es la situación, por ello quieren cobrar cuanto antes. Tienen miedo de que tener que pasar el pasivo a “deudores incobrables”.
Lo que si podemos es rogar que en el menor plazo posible las nuevas autoridades empiecen a dar respuesta a todas las preguntas que están pendientes. Porque cuánto mayor es la claridad, mayor es la certidumbre y, por ende, la confianza. Y en economía, como en el comercio, la confianza es clave.
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