Después de anunciar en un evento de Mendoza que desde el 1 de abril el sector vitivinícola tendría un nuevo tipo de cambio diferenciado, no hubo novedades. Todo parece indicar que la medida no saldrá, por lo menos, como se había planteado. La recaudación se cae y AFIP busca recaudar a través de las importaciones.
Jueves 30 de marzo de 2023, Mg. Yanina S. Lojo
La situación de la economía argentina es cada vez más delicada. Los anuncios realizados a principios del mes para el sector vitivinícola con respecto a un dólar diferenciado no se producirían de la manera en que fue presentado. Al mismo tiempo, como consecuencia de la caída en las exportaciones por la sequía la Bolsa de Comercio de Rosario había previsto un impacto en la recaudación impositiva más que importante. La AFIP parece estar de acuerdo, y por ello, ayer mediante la Resolución General Nº5339/2023 tomó una decisión que probablemente tenga un impacto significativo sobre el precio de muchos productos. Pero analicemos la situación por partes.
¿Un desdoblamiento más amplio?
La sequía tendrá un impacto más que significativo en el ingreso de dólares de nuestro país, y cada día queda más claro. A lo cual, sumaría la crisis financiera internacional y la baja del precio de las commodities. El segundo trimestre viene muy complicado y en el ministerio de economía a tomado nota.
Por ello, pareciera que las medidas anunciadas para el sector vitivinícola de un tipo de cambio diferenciado – el denominado dólar Malbec -, que debía entrar en vigor desde este fin de semana, no sucedería. Se tomaría una medida más amplia para tratar de contener la pérdida de reservas.
Ayer nuevamente el Banco Central vendió unos USD 95 millones. Es la 17º jornada consecutiva que acumula ventas, y el saldo del mes de marzo ascendió a los USD 1.821 millones. El rojo del año estaría por encima de los USD 2.818 millones.
El martes habíamos tomado conocimiento de que las reservas internacionales brutas del BCRA habían llegado a los USD 37.074 millones, y luego de las ventas de ayer habrían quedado en los USD 36.850 millones, el stock más bajo desde el 29 de septiembre de 2022 (USD 36.726 millones).
Un dólar especial para más sectores
Mientras negocia con el Fondo Monetario Internacional, no sólo la aprobación de la modificación de las metas sino también un plazo mayor para el pago que debe realizarse esta semana, el ministro de Economía presentaría un proyecto para un tipo de cambio diferenciado mucho más amplio.
La idea sería no presentar ni el dólar Malbec en abril ni en mayo el dólar soja en una nueva versión, sino llevar adelante un desdoblamiento que abarque más sectores ofreciendo un tipo de cambio entorno a los $300 por un tiempo determinado.
Debido a la caída de los ingresos por las exportaciones, el gobierno estima que hasta las elecciones del mes de octubre el déficit podría llegar hasta los USD 10.000 millones, manteniendo una política de control sobre las importaciones como hasta ahora. Por ello, creen que una medida como la mencionada podría ayudar a que el golpe se reduzca en al menos un 40%.
La realidad es que a dos días de la supuesta implementación del dólar Malbec se tiene poca o nula información sobre este. Lo cual respalda la teoría que el gobierno daría marcha atrás, algo que ya ha sucedido antes, o pospondría la puesta en marcha de la medida.
El FMI ya ha manifestado en diferentes oportunidades que no está de acuerdo con medidas que fomenten tipos de cambio diferenciados, y por el contrario, ha instado al gobierno argentino para que solucione el problema del cepo y encamine la economía hacia la unificación en un único dólar. El problema de la falta de un tipo de cambio competitivo no puede solucionarse provisoriamente, y para algunos sectores, porque genera muchas distorsiones y problemas como los que vivimos en el primer trimestre del año. Estas medidas dan origen al famoso inconveniente de la sábana corta: muchos productores para aprovechar una medida que es temporal adelantan las ventas y de esa manera, el gobierno recibe los tan necesitados dólares. Sin embargo, no hay generación de nuevas ventas, sino que son las mismas liquidadas con anticipación para obtener un beneficio. Lo cual, genera que más adelante estás falten y generen un bache en el camino.
Algo que realmente ayudaría a las economías regionales es una reducción o directamente la quita de las retenciones. Pero es algo que no va a suceder, y aunque sucediera probablemente no tuviera el efecto esperado. ¿Por qué no llevar adelante una modificación en la presión tributaria de las exportaciones? La respuesta está en el costo de la decisión. En el caso de un desdoblamiento, el costo de la emisión que genera ofrecer un tipo de cambio diferenciado es más fácil de disimular que el costo en la caída de las recaudaciones. Tengamos en cuenta que reducir las retenciones implicaría una disminución en lo inmediato en los ingresos del fisco. Además, es muy difícil bajar los derechos de exportación para un sector sin que el resto del complejo exportador no pida lo mismo. Y ya la Bolsa de Comercio de Rosario dejó saber que, por la caída de las exportaciones por la sequía, el impacto fiscal estaría en el orden de los USD 6.056 millones. El gobierno ya tomó nota de esta situación, y de ahí podemos suponer que surgen las decisiones que se tomaron ayer.
El golpe fiscal a las importaciones
La AFIP ya decidió que serán los importadores los que pongan el pecho para ayudar a sobrellevar el déficit fiscal, que en febrero se triplico con respecto al mismo mes del año anterior al alcanzar los $228.134 millones contra los $76.283 millones de febrero de 2022. De esta manera, el primer bimestre del año alcanza un rojo fiscal de $432.000 millones.
Por ello, mediante la Resolución General Nº5339 de 2023 publicada ayer en el Boletín Oficial se suspendió hasta el 31 de diciembre de 2023 el régimen de percepción que permitía a las empresas tramitar certificados de exclusión de manera tal que, se evitaba pagar las percepciones de IVA (20%) y de Ganancias (6%) al importar bienes terminados, sean de consumo o de uso. Además, en el caso de la percepción del IVA, solo se podrán computar el saldo recién a partir del noveno periodo fiscal posterior a la fecha del despacho de importación. En el caso de Ganancias, no se podrán deducir las percepciones de los anticipos, sino que recién podrán tomarse al momento de realizar la Declaración Jurada Anual.
La única consideración que se tuvo fue la de exceptuar a las empresas del Estado Nacional que importarán bienes de consumo y aquellas micro y pequeñas empresas que poseen Certificados Mi PyME.
Según informaron fuentes oficiales, se podría recaudar unos $ 979.000 millones hasta fin de año. Es decir, casi un punto del PBI en relación con los ingresos de este año. Claramente, se trata de una medida que busca compensar la caída fuerte que sentirá el Estado por la baja de las exportaciones, y el efecto fiscal que traerá aparejado.
Claramente no es una medida antiinflacionaria, porque al aumentar la carga tributaria de los importadores el IPC de los productos importados mostrará una suba. Difícilmente los operadores, en un contexto como el actual puedan absorber un 26% de aumento que no podrán recuperar en el corto plazo. Por más que decidan no cargar directamente este porcentaje no pueden ignorar el valor tiempo del dinero, es decir, el costo de inmovilizar ese capital para el pago de tributos que luego de numerosos meses podrán recuperar. ¿Cómo se estima? De manera simplificada, considerando cuánto podrían obtener si colocaran esos fondos en una inversión. En un contexto actual, con altas tasas de interés como consecuencia de la inflación, el impacto financiero de no poder recuperar por 9 meses o más lo pagado en un impuesto es altísimo. Y será directamente trasladado a los consumidores.
Como viene sucediendo en el último tiempo, se toman medidas que terminan generando más distorsiones que a la larga las pagan los consumidores, los que menos tienen y que no resuelven los problemas de la economía y la competitividad de las empresas argentinas.
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