Después del dato del mes de diciembre, obviamente que preocupa qué sucederá con el dato del mes de febrero. Muchos economistas insisten en remarcar que en las primeras semanas se observó una leve desaceleración.
Miércoles 24 de enero de 2024, Mg. Yanina S. Lojo
La mayoría de las consultoras privadas coinciden en lo mismo: en las primeras tres semanas de enero se observó una leve desaceleración en el ajuste de los precios. Y eso reportaría en un menor índice de precios del consumidor.
¿Qué han relevado los privados?
Por ejemplo, Orlando Ferreres y Asociados relevó que la inflación de alta frecuencia mostró en la tercera semana del mes un valor de 1,4%, una significativa desaceleración con relación a otros meses, sin embargo, acumula un avance de 15,4% en tres semanas.
En el caso de la consultora Eco Go, estima para el mes de enero que el IPC estará entorno al 19,8%. Y en cuanto al rubro alimentos y bebidas no alcohólicas – que está impactando fuertemente en los bolsillos de los consumidores -, esta firma coincide con LCG que han detectado que la variación de precios no se está movimiento a los mismos ritmos que el mes pasado.
La Fundación Libertad y Progreso indica que el IPC acumulado en las primeras dos semanas de enero está en torno al 10%, con lo que podría cerrar en 15%-20%, Facimex estimó un valor superior al 20% - que podría llegar al 22% -, para enero. Por lo que, en promedio, de las mediciones privadas podríamos estimar que la inflación de enero podría ubicarse entre el 20% y el 25%.
Hay quienes dicen que el interior del país traccionará fuertemente en los precios, y que eso hará que no se sienta la caída en el índice tan marcada como podría darse. Claramente, en los próximos meses la inflación seguirá siendo de dos dígitos. Pero como bien remarcamos, es necesario llegar a marzo con una tendencia marcada en el camino de la desaceleración sino el paquete de medidas implementadas necesitará un ajuste sustancial.
¿Qué fenómeno hay detrás del freno en el ajuste de los precios?
La mayoría de los especialistas hablan de una caída en el consumo. Básicamente la ley de oferta y demanda estaría empezando a aplicarse: ante una caída en la demanda de los bienes, la oferta necesita ajustar los precios.
Algunos relevamientos en supermercados muestran que la caída sería del 12% durante la primera parte del mes de enero. Lo mismo sucede con la venta de combustible, donde se habla de una contracción del consumo del 20% promedio. Aún en momento tan particular como es el verano, donde estacionalmente se utilizan más los automóviles y por ende, se consume más.
Por otro lado, se encuentran los precios de los bienes y servicios que aún no han sido desregulados como, por ejemplo, el caso de la luz y el gas. En estos dos casos, se han convocado a audiencias públicas para autorizar aumentos. Obviamente, que de darse estos ajustes tendrán un impacto más que significativo y podrán impulsar no sólo el costo de vida sino también los precios al alza, por un incremento en los costos.
¿Cómo inciden las importaciones en la inflación?
Las dificultades para pagar la deuda como así para enfrentar las operaciones nuevas inciden y pueden tener un impacto en la formación de precios de los productos locales – que utilizan insumos importados -, como los productos importados.
Muchos importadores no solo han tenido que recurrir al mercado financiero para pagar deudas nuevas sino también para deudas viejas. Esto claramente, tiene un impacto en el costo del bien o del servicio. ¿Por qué? Porque el tipo de cambio es más alto que el que se paga accediendo al MULC aún después de la devaluación y la suba del Impuesto País.
Más allá de que para pagar la deuda acumulada durante la anterior administración solo se ofrece el BOPREAL que no resulta una opción viable para muchas empresas, en particular para PYMES muy endeudadas. En el caso de las operaciones nuevas, ha desaparecido el pago anticipado. Esto hace inviable que se lleven adelante muchas operaciones, salvo que el importador consiga endeudamiento financiero en el exterior u opte por ir al mercado financiero para hacerse de los dólares necesarios para pagar sus operaciones en tiempo y forma.
Obviamente, al tener un costo mayor esto se traslada a precios. Y lo que hemos visto en estas últimas semanas es que ha crecido la demanda de dólares en el mercado financiero, lo cual ha llevado a que se convalide tipo de cambio por encima de los $1.300.-
Lamentablemente, esto hace que la brecha cambiaria suba y eso se traslada a presión devaluatoria. Si el mercado teme que podría haber un nuevo ajuste discreto del tipo de cambio o un cambio en la política de crawling peg del 2% mensual va a tratar de adelantarse y eso impactará en precios.
Expectativas, siempre una cuestión de expectativas
Siempre el mercado se mueve por expectativas, por ello, se ha vuelto clave no sólo la confianza que pueda desprender el equipo económico con relación a la posibilidad de controlar el problema. Sino en aprobar aquellas medidas que ha planteado como necesarias. Que el proyecto de Ley Ómnibus sea aprobado en el Congreso como la convalidación del DNU son claves, principalmente por el mensaje que traen consigo. La cuestión estará en ¿hasta donde se podrán ceder algunas cuestiones para garantizar la aprobación y la convalidación?
Si la Ley fracasa en el Congreso, las expectativas empezarán a jugar en contra, y será necesario llevar adelante una fuerte batería de medidas para controlarlas.
Liberar el mercado de cambios sería una buena señal. Pero a los ojos de Economía, la situación de las reservas hoy no lo permite. Aunque confían que en un futuro cuando las variables macroeconómicas se encaucen eso sucederá. Mientras tanto los importadores buscan todas las alternativas que ofrece el mercado para tratar de solucionar el problema y los exportadores dudan sobre continuar liquidando o esperar y ver qué trae el futuro.
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