En el día de ayer el INDEC publicó el IPC para el mes de octubre y sorprendió por la fuerte desaceleración que marcó el índice. Esto despertó dudas e inquietudes de los consumidores que sienten en su bolsillo que los precios se mueven de una manera diferente.
Martes 14 de noviembre de 2023, Mg. Yanina S. Lojo
El organismo que conduce Marcos Lavagna ayer informó que la inflación en el mes de octubre se ubicó en el 8,3%. Lo cual marca una fuerte desaceleración con relación al mes de septiembre, cuando se había informado un valor de 12,7%. La inflación acumulada en 2023 es del 120%, el doble de lo proyectado en el presupuesto para todo el año. Y la variación interanual se ubica en el 142,7%. Las suspicacias entre los consumidores se dispararon porque la capacidad de compra de los argentinos cada vez es menor. ¿Qué está pasando? ¿Qué podemos esperar para noviembre?
Fuente: INDEC
El número muy lejano de las estimaciones privadas
En el último tiempo, los analistas privados anunciaban que durante octubre el índice iba a reflejar una desaceleración. Sin embargo, el número finalmente informado fue mucho menor que el dado a conocer por el INDEC. En el Relevamiento de Expectativas de Mercado de septiembre las previsiones privadas ubicaban la inflación de octubre en el 9,5%. Mientras que el realizado en octubre, arrojaba un valor mayor: 10%. La dispersión de las mediciones privadas explica este valor, dado que iban desde el 9% hasta el 12%. Nadie esperaba un valor tan bajo.
Fuente: Relevamiento de Expectativas de Mercado del BCRA
Claramente, tanto los analistas como los consumidores quedaron sorprendidos por el número. ¿Por qué tanta diferencia? Como en otras oportunidades podríamos explicar este fenómeno por dónde y cómo hace el relevamiento de información el INDEC. En primer lugar, la ponderación de los diferentes rubros dentro de la canasta es distinta para cada consumidor. En segundo lugar, el INDEC releva datos de bocas a donde los productos con congelamiento de precios o acuerdo están disponibles, mientras que en muchos lugares del país estos no llegan. Las consultoras privadas tratan una muestra más heterogénea donde muchas veces los productos bajo los acuerdos de precios no están presentes, como los negocios de cercanía. Es lo mismo que sucede cuando el relevamiento lo lleva adelante la Dirección de Estadística y Censos de la Ciudad de Buenos Aires elabora su propio IPC. Los valores son más altos, porque no solo se consultan los grandes centros de consumo.
Nuevamente, surge la duda de si no es momento de que la canasta que usa el organismo no debería ser revisada tratando de reflejar los patrones de consumo actuales de los ciudadanos que en los últimos treinta años han cambiado y mucho.
¿Cómo evolucionaron las diferentes categorías?
Llamativamente la mitad de los rubros medidos se ubicaron por encima del nivel general mientras que la otra mitad quedaron por debajo. ¿Cuáles se movieron por encima del IPC? Comunicaciones (12,6%); Prendas de Vestir y Calzado (11%); Equipamiento y mantenimiento del hogar (10,7%); Bebidas alcohólicas (9,8%); Recreación y Cultura (9,3%) y Restaurantes y hoteles (8,8%).
Según explica el informe presentado Comunicación mostró el mayor aumento producto de las subas en los servicios de telefonía e internet. Le siguieron Prendas de vestir y calzado (11,0%) –por el cambio de temporada–, y Equipamiento y mantenimiento del hogar (10,7%).
Por debajo se encontraron Vivienda, agua, electricidad, gas y otros combustibles (7,8%); Alimentos y Bebidas no alcohólicas (7,7%); Transporte (7,1%), Educación (6,6%) y Salud (5,1%).
También el trabajo explica que la división con mayor incidencia en todas las regiones fue Alimentos y bebidas no alcohólicas (7,7%). Donde el mayor impacto vino dado por la suba de Carnes y derivados, Pan y cereales y Leche, productos lácteos y huevos.
Y en algunos de estos valores empiezan los cuestionamientos. Pero la clave para entender la divergencia es qué se mide, y cómo se mide. A la vez, de cómo pondera cada ítem dentro de su rubo o categoría.
Por ejemplo, en el caso de Educación, la mayoría de los padres podrán afirmar que han recibido aumentos mayores. En el caso de la provincia de Buenos Aires, los colegios que reciben subvención del Estado tuvieron autorizadas subas del 5%. Y en la Ciudad de Buenos Aires, el aumento fue mayor. Muchos han visto las cuotas incrementarse por porcentajes mayores. ¿Y en el caso de las universidades privadas? Ese es un dato que sería interesante medir. Hay casos en donde solo en el primer semestre ajustaron sus cuotas más de un 50%. Quizás en los datos recolectados por el INDEC a nivel país un promedio puede acercarse al 6,6% pero queda lejos de lo que están sintiendo los argentinos.
Lo mismo podemos observar en el caso de la salud. Aquellos que no han podido o no han solicitado el congelamiento la suba en el mes de octubre fue del 6,97% pero en el mismo rubro se incluyen los medicamentos que dada la situación de falta de insumos y los problemas de las importaciones han incrementado sus precios más que significativamente.
En el caso de Vivienda, no podemos dejar pasar que el aumento en los alquileres que en octubre fue de 115% para quienes debían ajustar. Puede que las tarifas estén congeladas pero el golpe que recibieron los inquilinos fue terrible.
En el caso de Alimentos y bebidas no alcohólicas, aquellos productos alcanzados por el Acuerdo de Precios se actualizaron al 5%. Pero el resto tuvo subas promedio entre el 10% y el 13%.
Poco a poco, vamos comprendiendo de donde surgen las diferencias y nos hacen comprender cómo este índice debido a la introducción de mecanismos como el congelamiento o los acuerdos de precios con algunos sectores de la economía generan distorsiones. La inflación que han medido lejos está de ser la real, la que golpea el bolsillo de los argentinos. ¿Por qué? Porque mientras una parte de la economía está encorsetada esperando que la liberen, el resto se está moviendo a una velocidad de ajuste mayor que va diluyendo el poder de compra.
La inflación, ¿está bajando?
Cuando vemos la inflación núcleo observamos que está quedo por encima del nivel general. Lo cual nos permite inferir que la inercia con la que se mueven los precios que no están afectados por regulaciones ni por cuestiones estacionales no muestra en el corto plazo señales de desaceleración. Por el contrario, creo que la frase que mejor podría explicar lo que se viene es “retrocedió para tomar impulso”.
Fuente: INDEC
Puede que en octubre hayamos visto una desaceleración, pero eso no significa que el problema está solucionado. Los precios se ajustaron al alza, con una menor velocidad que en el mes anterior, pero siguen subiendo. El dinero alcanza cada vez para comprar menos.
Y eso nos lleva a hablar de la inflación reprimida, las expectativas y lo que se vendrá.
¿Y en noviembre?
Según el Relevamiento de Expectativas de Mercado y los datos hasta ahora recabados se espera que la inflación vuelva a los dos dígitos. El REM muestra una proyección del 11,5%.
Pero hay una realidad, muchos acuerdos de precios están llegando a su fin y nadie tiene certezas sobre cómo será el ajuste de los más de 50 mil productos que hoy tienen sus precios regulados. ¿Qué va a pasar con las tarifas de los servicios públicos? ¿Con el transporte? Suponiendo que la estrategia sea continuar con este tipo de medidas por un tiempo, es probable que las empresas realicen un ajuste antes de aceptar y nadie sabe de cuánto será. En noviembre, la carne sufrió un incremento del 15% promedio. Y también desde el próximo lunes las expectativas sobre qué sucederá con el tipo de cambio, las importaciones y la economía en general empezaran a jugar un papel vital que puede acelerar o no los ajustes.
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