Mientras el gobierno anuncia una batería de dólares diferenciales, un virtual desdoblamiento cambiario, que no termina de efectivizarse, los tipos de cambios financieros siguen mostrando una fuerte devaluación del peso y las reservas siguen cediendo.
Martes 10 de octubre de 2023, Mg.Yanina S. Lojo
Durante el día de ayer se profundizó la devaluación del peso en relación a los dólares financieros y en libre. Con el tipo de cambio oficial congelado, la brecha se eleva y lleva a una virtual parálisis comercial por falta de precios de referencia. Mientras tanto el gobierno anunció tipos de cambio diferenciados, que utilizarían la lógica del dólar soja sin embargo, no se terminan de implementar.
Las reservas al rojo vivo
Lo único que parece estar deteniendo la caída de las reservas es el bloqueo al pago de las obligaciones al exterior – ya que hace varios días que el validador de AFIP arroja error -, porque la ayuda que se esperaba del dólar soja no alcanza. Si bien el lunes el saldo neto fue comprador por USD 70 millones, se realizaron ventas por más de USD 50 millones y en lo que va de octubre USD 377 millones fueron utilizados para intervenir el mercado financiero y tratar de mantener a raya la brecha.
Las reservas netas negativas ya se encontrarían entorno a los USD 6.100 a USD 6.300 millones y los pagos al Fondo Monetario fueron postergados hasta después de las elecciones pero solo profundizarían la crisis.
El saldo vendedor del mes de octubre ya se encuentra en USD 246 millones y corta con la racha compradora que mantuvo durante septiembre. A pocas jornadas de las elecciones, solo 7 ruedas debido a los feriados, el panorama luce complicado. La presión crece y poco a poco la situación va complejizándose aún más.
Los tipos de cambio diferenciados no alcanzan
En primer lugar, fue la extensión del Programa Incremento Exportador hasta el 25 de octubre que beneficiaba al campo. Pero llegó con una diferencia: el 25% ya no es de libre disponibilidad, sino que debe liquidarse en el mercado financiero.
Desde su extensión hasta el viernes pasado se observa que solo se liquidaron USD 226 millones, este valor es menor al esperado en parte como consecuencia de la demora en la implementación de la normativa y también por la aceleración de las expectativas de devaluación que se alimentan de lo sucedido después de las PASO.
En este contexto, Economía anunció el dólar Vaca Muerta y el dólar PyME también un posible dólar auto. Aunque en el caso de los hidrocarburos ayer se oficializó su inclusión en el PIE, de los otros aún no se sabe nada en el Boletín Oficial y se esperaba que hubiera novedades para la jornada.
Sin embargo, la consultora 1816 afirma que con "el dólar Vaca Muerta el Gobierno espera que ingresen unos USD 900 millones de liquidación en el MULC y USD 300 millones de ventas en el CCL. y el dólar Pyme, (ambos con las mismas condiciones que el dólar soja), compensarán en el margen el flujo que la soja dejará de aportar este mes pero no evitará que el BCRA siga perdiendo reservas, tanto por la aceleración de las intervenciones en el MEP como por la venta de divisas en el MULC".
La incertidumbre presiona
Los eventos se precipitan o los ayudan a precipitarse. La realidad es que la brecha entre el tipo de cambio oficial y el libre ayer se ubicó en el 160% cuando esta última cerró en $945 en la City aunque en el interior del país el valor es aún mayor. Una de los aspectos que caracterizaron la jornada de ayer fue que por momentos la oferta se retiraba: es decir, no había personas dispuestas a vender. El mercado se rompe. Y esto se traduce en una parálisis comercial: los negocios empiezan a optar por no vender ante el temor de “mal vender” o no poder recuperar stock porque el costo de reposición quede muy lejos.
Mientras que hay bienes cuyo precio toma de referencia el tipo de cambio oficial, como los alimentos que conforman la canasta básica, otros se rigen por el resto de las cotizaciones y ante la posibilidad de que el valor de peso siga cayendo es lógico que todos tomen posiciones de cobertura. Tanto vendedores como consumidores: unos se repliegan y otros salen a comprar todo lo que puedan ya sea bienes como activos financieros.
En este contexto, se acentuó la salida de los inversionistas de las colocaciones a plazo – debido a la decisión del BCRA de no subir las tasas de interés cuando se conoció el dato de inflación de agosto -, y la proximidad con las elecciones. Ayer el Banco Central emitió un comunicado tratando de llevar tranquilidad al mercado.
Con la cotización del dólar libre rozando los $1.000 y los mercados financieros trepando la presión sobre los precios se incrementa.
Las empresas en el dilema de liquidar o no liquidar
¿Traerá soluciones el dólar PYME? La realidad es que este tipo de medidas no solucionan los problemas de competitividad de las empresas argentinas que están hoy muy asociados al crecimiento de los costos locales, como consecuencia de la inflación, la suba de tarifas, la falta de insumos, materiales, repuestos, bienes de capital y podríamos continuar sumando.
Tanto la prórroga del Programa Incremento Exportador, como la implementación del dólar Vaca Muerta y el dólar PyME están destinadas a ayudar al Banco Central en un contexto de alta presión cambiaria por la falta de reservas y la dolarización de carteras como necesidad de obtener mecanismos de cobertura.
Si una empresa exporta si o si debe cumplir con los plazos establecidos en la normativa cambiaria para cobrar, ingresar y liquidar el producto de esta venta internacional.
Sin embargo, la decisión de realizar una exportación en este contexto es una decisión de política comercial donde cada firma debe evaluar su estructura de costos y determinar si le es conveniente o no realizar la operación.
La falta de insumos, de financiamiento y de precios de referencia dejan a las empresas fuera de competencia. Mientras que se les ofrece liquidar a un tipo de cambio de $350 el 75% de lo exportado, los escasos materiales a los cuales se está pudiendo acceder cotizan a valores mucho más altos porque el mercado está tomando posiciones de cobertura.
Hoy el problema no es tanto la aprobación de las importaciones como el pagar las operaciones ya realizadas. Es decir, muchos importadores han llevado adelante operaciones hace dos o tres meses y no pueden pagar. Eso tiene dos grandes inconvenientes: por un lado, que se pone en riesgo el abastecimiento a futuro, y se puede perder la relación con el proveedor. Por otro lado, no se sabe finalmente a cuánto se va a pagar un insumo que ya se utilizó. En los últimos dos meses se introdujo el impuesto país en el acceso al mercado de cambios para el pago de importaciones, así como también se devaluó el tipo de cambio.
Los tipos de cambios diferenciados no son una medida que sirva realmente, generan una ventana temporal donde se puede obtener un mayor ingreso de dólares – del que hubiera habido sin la medida -, porque algunas empresas pueden adelantar operaciones. La realidad es que no se están mejorando las condiciones de competitividad para que las empresas pueden sostener la internacionalización en el largo plazo.
En este momento, con tan alto nivel de incertidumbre, nadie sabe cómo terminará la historia. Lo que sí es cierto es que mientras esta situación se mantenga los argentinos nos volvemos cada vez más pobres.
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