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Si pedís un Gelbard podes terminar con un Celestino

Actualizado: 18 jul 2022

En una entrevista que dio la ministra Batakis en el programa "A dos voces" dijo quien fue le mejor ministro de economía ¿estará segura de su decisión?

18.07.2022 Mg. Yanina S. Lojo


Quizá elegir al mejor ministro de economía de la Argentina es una tarea difícil y más si te agarran en frío en un programa de televisión como le sucedió a la flamante ministra pero ¿será consciente de su elección en el contexto actual? ¿Será consciente del mensaje que está enviando al mercado?

José Ber Gelbard nació en Polonia y a los 14 años vino a vivir a la Argentina, llegó a ser ministro de economía de la Nación sin ser economista, era un empresario que militó en diferentes partidos hasta que finalmente se acercó a Perón. Fundó la Confederación General Economía (CGE) que agrupa a pequeños y medianos comerciantes, industriales y productores agropecuarios. La ex presidente de la Argentina, Cristina Kirchner lo elogió por su Pacto Social. Lo que quizá olvidó mencionar fue que, para la mayoría de los especialistas, éste fue una copia de lo propuesto por Miguel Miranda durante la primera presidencia de Perón entre 1946-1948. La diferencia fue que a uno le fue mejor que al otro.

En el año 1973 el contexto internacional era beneficioso para la Argentina, debido al boom de las commodities como consecuencia de la devaluación del dólar por la crisis del petróleo, podían hacer creer que podíamos aprovechar la oportunidad como se había dado en la post guerra. Pero la bonanza duró poco.

El plan de Gelbard consistía en un Pacto Social donde se aumentaban los salarios nominales por dos años, mientras se fijaba el tipo de cambio, se congelaban las tarifas de los servicios públicos y se controlaban los precios de los bienes y servicios privados. ¿Le suena? Adicionalmente, se expandió el gasto público y el déficit fiscal, que fue financiado con la expansión de la base monetaria.

Lamentablemente, para 1974 los desequilibrios económicos que se venían "piloteando" desde el año 1955 ya no dieron tregua.

Veamos ciertos indicadores económicos de la época:


El plan presentado incluía fuertes aumentos a las exportaciones agrícolas y restricciones cuantitativas a las importaciones, sí leyó correctamente, estamos hablando de 1974. También nacionalizó varias empresas y mantuvo un estricto control de precios.

Fue reemplazado por Gómez Morales, y tras una breve gestión, asumió Celestino Rodrigo, quien impuso una estrategia de shock: un gran aumento de las tarifas de servicios públicos para reducir el déficit fiscal y un aumento del dólar oficial del 150%. Los sindicatos anunciaron un paro por tiempo indefinido y todo terminó en 55 días con su renuncia.

¿Qué pasa en la actualidad?

Según los datos que son de público conocimiento, el gasto público en 2021 representó un 38.01% del PBI. El déficit fiscal 2.5% del PBI para el mismo periodo, pero en abril de 2022 cuando se lo comparaba con abril de 2021 el crecimiento ya rondaba el 591% interanual. La expansión monetaria, solamente en el primer trimestre de 2022 se estimaba en el 40% pero en 2021 fue mayor que en todo 2020 y 2019. De inflación mejor no hablar cuando las estimaciones hablan de que nos acercamos a los tres dígitos anuales. Y la brecha cambiaria ya está en el 130%

¿Y si terminamos con un Celestino?

Los datos macroeconómicos nos muestran una situación preocupante, pero lo más alarmante son las similitudes políticas que se encuentran. Tanto Gelbard como Batakis asumen sus cargos en un contexto político complicado y con gobiernos debilitados. Al primero le tocó implementar la mayor parte de sus medidas durante la época de Isabelita puesta por Perón, y a la segunda con Alberto que fue ungido pero abandonado por Cristina. La inestabilidad política y el vacío de poder son malos para la economía. La ministra mantiene reuniones donde avisa que estamos al borde del abismo. La portavoz del Gobierno dice que "para que la economía no vuele por los aires tiene que haber un aporte de todos los sectores" Los mensajes que le llegan al mercado son pésimos. El capital huele la sangre y detecta los vacíos de poder, y sabe que estos deberán ser ocupados por alguien o algo pronto para que la situación se controle. Por ello, mantendrán su huida hasta tanto no aparezca una figura de liderazgo sobre la cual puedan encolumnarse.

Lamentablemente, la economía actual es una papa caliente y nadie quiere agarrarla, porque todos saben cómo termina la historia. Nadie está queriendo pagar el costo político de sacar adelante el país. Nadie quiere ser Celestino. Nadie quiere pasar al libro negro de la historia.

Mientras tanto el mercado sigue desangrando lentamente a la economía, y en el medio serán los que menos tienen los que más sufran, los más castigados. Los que menos tendrán. Entretanto el riesgo de una hiper se asoma cada vez más.

El tiempo nos irá mostrando las próximas jugadas del gobierno y veremos el camino que tomamos. El cielo - muy lejano - o el abismo. Pero lo más importante es que para que haya habido un Celestino, primero hubo un Gelbard.

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