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Sin el dólar soja, las reservas cada vez más complicadas

Ayer el Banco Central, aún con el programa dólar agro vigente, pero sin el aporte del sector sojero, tuvo que vender reservas y las proyecciones para lo que viene plantean un escenario complicado si no ingresan nuevos aportes.

Miércoles 7 de junio de 2023, Mg. Yanina S. Lojo


El martes el Banco Central tuvo que volver a vender dólares, dejando las reservas nuevamente por debajo de los USD 33 mil millones. Valores que preocupan y mucho teniendo en cuenta que la semana pasada terminó la primera etapa del Programa Incremento Exportador, que ofrecía un tipo de cambio diferenciado para el sector sojero. Las perspectivas para este año indican que los ingresos podrían caer casi unos USD 20 mil millones.

Las reservas volvieron a ceder


Ayer el BCRA en su informe diario indicó que las reservas brutas se ubicaron en los USD 32.869 millones. El martes tuvo un saldo vendedor de unos USD 48 millones y corto con una racha compradora de 20 jornadas. En cuanto al saldo favorable de junio que se ubicaba en los USD 92 millones disminuyó hasta los USD44 millones.


En cuanto a las reservas netas internacionales, las estimaciones las ubican entorno a los USD 1.200 a USD 1.500 millones negativos. El problema mayor es que a este ritmo, sin el ingreso del dólar soja lo más esperable es que hacia fin de mes estos montos pudieran duplicarse.


¿El dólar soja logró su objetivo?


Al cierre del beneficio para el sector sojero, las liquidaciones llegaron a los USD 5.110 millones. El objetivo del gobierno era hacerse de unos USD 5.000 millones. Pero hay que hacer una aclaración: este valor es correspondiente a las liquidaciones del dólar agro, que incluye a otros sectores. No sólo al sojero.


Al 31 de mayo los granos negociados se ubicarían en 7,9 millones de toneladas, por debajo de los 10 millones previstos al momento del lanzamiento de la medida. Finalmente, el total llego a 8,49 millones de toneladas según la Bolsa de Comercio de Rosario. Lo cual representaba un ingreso al Mercado Único y Libre de Cambios (MULC) un total de USD 4.027.573.836. Sin embargo, el viernes pasado las liquidaciones que se ingresaron al MULC habían llegado a los USD 5.110.942.903. Remarquemos que es el período más largo en que se ha implementado un tipo de cambio especial para el sector sojero, que a diferencia de las anteriores versiones tuvo un total de 37 jornadas. Gracias a este esquema el Banco Central pudo realizar compras por US$ 936 millones.


Cuando lo comparamos con las versiones anteriores: el dólar soja de septiembre representó liquidaciones por unos USD 7.580 millones, y en diciembre unos USD 3.036 millones. Al mismo tiempo, el porcentaje de retención de los dólares ingresados en esta etapa fue el más bajo entorno al 30% mientras que en septiembre había sido del 65% y en diciembre rondo el 74%.


El 31 de mayo finalizó también el periodo de compras en el marco del Programa de girasol, cebada forrajera y sorgo. Los ingresos de divisas por estas operaciones se extienden hasta el 31 de agosto.

El dólar agro continuará vigente hasta el 31 de agosto, sin embargo, muchas empresas que han querido suscribirse se han encontrado con inconveniente para hacer el registro a través del portal del ministerio de Economía. El gobierno esperaba que el resto del complejo agroexportador aportará unos USD 4.000 millones para poder tener un resultado final en agosto de USD 9.000 millones. Hoy parece difícil, dada situación del campo y la perdida de competitividad de este tipo de cambio especial, que se alcance el objetivo.


El mercado ya espera que haya alguna mejora de los $300 ofrecidos inicialmente, o que se reabra la ventana para el sector sojero. Aunque del gobierno han descartado esta posibilidad.


La emisión no se detiene, la inflación y la sabana corta


Al 31 de mayo la emisión monetaria necesaria para financiar este tipo de cambio diferenciado se ubicó en los $683.814 millones, lo que representa casi el 13% de la base monetaria. La contracara de esta medida es que en el corto plazo termina generando más inflación. La mayoría de los analistas coinciden que la aceleración que vivimos en los precios en los últimos meses, en parte se puede explicar por la expansión generada por el programa de diciembre.


El alza en la inflación retroalimenta el atraso del tipo de cambio, haciendo que cada vez sea menos atractivo para el productor liquidar si no hay estímulos. Por ello, en un contexto donde la sequía golpeo fuertemente la cosecha, los precios internacionales comenzaron a ceder es lógico que se hayan acelerado las liquidaciones al final del programa, pero difícilmente veamos ventas en próximo tiempo a menos que se brinde un nuevo estimulo.


Esta oferta por sectores de tipos de cambios especiales, como hemos indicado en otras oportunidades, trae como contracara que se adelantan operaciones y una vez finalizado el periodo de estímulo no hay interés en liquidar. Los exportadores se quedan esperando la llegada de un nuevo beneficio y esto genera baches.


Se vienen tiempos difíciles, y es imperioso para que los importadores puedan seguir operando y que la industria nacional no se detenga, que los USD 10.800 millones que se piden al FMI lleguen. Por ejemplo, el gobierno necesita que los productores del sector agroexportador sigan trabajando, sin embargo, estos tienen problemas para importar los insumos. Es por ello, que en la reunión de esta semana se le habría pedido que indicarán cuales son los requisitos que poseen para que la Secretaría de Agricultura lo converse con la Secretaría de Comercio.


La realidad es que si el Fondo acepta adelantar los desembolsos difícilmente estos lleguen sin condiciones. ¿Continuará aceptando que el tipo de cambio se encuentre sobrevaluado? ¿Qué pasará con las metas? Muchas incertidumbres y pocas certezas. Un escenario cada vez más complicado para el comercio exterior.

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