Mientras que la inflación se aceleró en los primeros cuatro meses del año, los salarios no reflejaron la misma evolución. De esta manera, la perdida de poder adquisitivo se ha hecho sentir fuertemente en los bolsillos de los consumidores.
Martes 4 de julio de 2023, Mg. Yanina S. Lojo
El viernes el INDEC publicó el índice de salarios. El mismo muestra la información al mes de abril. Cuando se comparan los datos con respecto a la evolución de los precios, se puede observar a simple vista el golpe que ha sufrido el bolsillo de los argentinos.
La evolución de los salarios
Según el informe realizado por el Instituto de Estadística y Cesos, en el mes de abril los salarios mostraron una evolución positiva con respecto al mes anterior 5,7%. De esta manera, en los primeros cuatro meses del 2023 acumulan un 29,1%, mostrando una variación interanual del 103.8%
Pero este valor es un promedio que surge entre los datos relevados para el sector privado registrado, el público y el privado no registrado. Cada uno con una evolución completamente diferente.
El sector publico logra una mejora con respecto a la inflación año contra año
Siempre con datos oficiales, puesto que las realidades son completamente diferentes podemos observar que el sector público en abril mostró una evolución positiva con respecto a marzo del 4,1%, muy por debajo del 8,4% que mostró el IPC para ese mismo mes. Lo mismo sucede cuando se analizan los datos de 2023, mientras que los precios se ubicaron en el 32%, los salarios acumularon un 30,6%.
Solo cuando comparamos abril contra abril vemos que los asalariados del sector público en promedio obtuvieron una variación del 114,7% mientras que la inflación se ubicó en el 108,8%
Obviamente, hablamos de promedio tanto a nivel de precios como de salarios. Por lo que, estos valores no van a representar la realidad de mucha gente. Y no serán pocos los que no se verán reflejados. Por el contrario, sentirán que su capacidad de compra va cediendo mes a mes. Pero esto se acentúa en el sector privado.
El sector privado pierde por goleada
Con un IPC del 8,4% en abril el sector privado registrado mostró una evolución mensual del 6,9% mientras que el no registrado apenas del 4,8%. Cuando analizamos los datos a nivel anual y vemos como han evolucionado en los primeros cuatro meses, el primero acumula una variación positiva del 28,9% mientras que el segundo del 27,1%.
El mayor impacto lo vemos cuando analizamos la variación interanual. Ahí podemos observar que el sector registrado muestra una variación positiva del 106,4% mientras que el no registrado apenas llega al 77,5%.
Si tomamos el sector publico y el privado registrado, a nivel mensual la variación quedo muy por debajo de la inflación en un 5,8%, acumulando un ajuste del 29,5% y una variación interanual del 109,4%. En otras palabras, lo que siente cada vez que va al supermercado es real: cada vez puede comprar menos con el mismo dinero. Y la tendencia se incrementa.
La pirámide de la sociedad argentina
En la siguiente imagen puede visualizar un gráfico realizado por la Consultora W con datos relevados de la base EPH (Encuestra Permanente de Hogares).
Como puede observar en el primer trimestre de 2023, se necesitó un ingreso superior a $191.000 para no ser pobre en la Argentina. Esto deja a un 31% de los hogares en esta situación. La clase baja superior, son aquellos que tiene un ingreso neto acumulado de unos $220.000 promedio.
Nuestro país fue siempre caracterizado por poseer una clase media fuerte y creciente. La Argentina, tierra de bonanza, permitía mediante la educación y el trabajo, la posibilidad de la movilidad social: poder ascender de clase. El hecho de contar con educación pública en todos los niveles hacía posible que una persona que hubiera nacido en condiciones de precariedad, gracias al esfuerzo y los beneficios que brindaba el Estado, pudiera ascender en la pirámide social.
Hoy la clase media, el motor de la economía y el consumo está gravemente afectada por la inflación. Al punto tal que, solo la clase media baja representa el 28% y se requierie que los ingresos consolidados por hogar sean en promedio por encima de los $320.000. La pirámide salta de la clase media baja a la clase media alta, sin diferenciar en la clase media pura. Y a la clase media baja cada vez más le cuesta sostener la posición. Por ello, se ve obligada a resignar consumos. Mientras que muchos deben tomar otros empleos para poder mantener el nivel de ingresos. Esto obliga a que las personas salgan del sistema: busquen changas o incluso acepten remuneraciones fuera del sistema.
Y como vimos de los datos del INDEC el sector informal es el que más rezagado está. Acá los acuerdos de salarios de los sindicatos no llegan, y se paga lo que se paga. Tómalo o déjalo. Son las condiciones de un mercado especial, pero que tiene lugar porque el sistema expulsa a la fuerza laboral. Un mercado laboral que supo estar en la vanguardia y ha quedado atrasado con respecto al resto del mundo.
El otro día me algunos me consultaban sobre los ajustes salariales, y más allá de que son muchos los sindicatos y cada uno negocia por su cuenta, la realidad es que para cuando llegan quedan completamente desvirtuados. Corren por detrás de la inflación pero la realidad es que ni los sindicatos ni la patronal lo hacen intencionalmente, es que la economía no resiste ajustes bruscos sin golpear nuevamente la inflación y por lo tanto, una vez más entrar en el circulo vicioso.
En este contexto, algunos podrían querer desempolvar el viejo concepto de “acuerdo de precios y salarios” pero la historia muestra que estos no funcionan. Por el contrario, traen más dolores de cabeza que otra cosa.
Mientras la política se concentra en agosto, la realidad económica golpea a los argentinos que necesitan soluciones ya. Cada vez son más los jovenes, y no tan jovenes, que no pueden hacer frente a los aumentos de alquileres por una muy mala ley que nadie modifica. Cada vez son más los trabajadores de la clase media baja, que terminan recurriendo a la asistencia de un comedor porque no les alcanza para llegar a fin de mes.
La inflación es una enfermedad terrible en la economía de un país, y hoy Argentina esta seriamente enferma. ¿Hasta cuándo continuaremos sin darle una solución? Usando tratamientos que nunca han funcionado, no es el camino. Busquemos un camino serio. Miremos hacia el costado, tenemos vecinos que hace muchos años vienen haciendo las cosas bien, y que sin importar quien asume la presidencia hay cuestiones que no se cambian. Necesitamos que la prosperidad prime por sobre todo. Si al país le va bien, a todos nos va bien. Para eso necesitamos entender que todos estamos en el mismo barco, importadores, exportadores, productores y asalariados. Todos los actores son necesarios, y el beneficio de uno se traduce en la bonanza del otro. Volvamos a hacer el país donde a base de esfuerzo y educación se puede crecer.
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