Mientras que al sector privado se le pide un esfuerzo, se le niegan los dólares tan necesarios para poder mantener funcionando la actividad industrial, ciertos sectores de la política continúan viviendo como si la situación del país no fuese critica.
Viernes 25 de noviembre de 2022, Mg. Yanina S. Lojo
De a poco todos los sectores de la economía empiezan a levantar la mano. Algunos más tímidos que otros. Algunos más dispuestos a negociar que otros. Todo depende de las urgencias y de la situación de cada uno. Pero ya no hay muchos que puedan decir que la crisis de las importaciones no los está afectando: en algunos casos será de manera directa; mientras que en otros es de manera indirecta. Pero a todos, tarde o temprano, les llega el golpe. Los insumos, los envases o los bienes intermedios empiezan a escasear. Cuando no, les falta una maquinaria o peor aún, necesitan un repuesto y no saben cómo hacer para conseguirlo. Mientras tanto en el reino del revés se prevén gastos que lejos están de ser considerados prioritarios.
La verdadera situación del SIRA
Mientras que el gobierno informó sobre la gran cantidad de solicitudes que recibió durante el primer mes desde la implementación del nuevo régimen, la realidad que refleja el sector privado es completamente diferente. Según trascendió del universo total de SIRA presentadas, el 12% fueron aprobadas y se encuentran en estado SALIDA. Un 60% permanecen Observadas, un 17% fue oficializada y un 11% está oficializada con bloqueos.
Las fechas de acceso al mercado van desde la segunda mitad de diciembre hasta incluso algunos casos donde la fecha ronda mediados de 2023 y algunos, muy pocos, más allá.
¿Y la previsibilidad?
Cuando se presentó el nuevo sistema sé dijo que su principal objetivo era dar previsibilidad y trazabilidad a las operaciones de comercio exterior. Hasta ahora de previsibilidad poco hay. Nadie sabe cuánto tiempo puede demorar la aprobación de una declaración, ni siquiera si tiene una Licencia Automática asociada que antes eran aprobadas en 48-72 hs. Menos tratar de lograr estimar si la Licencia es No Automática. ¿Cómo proyectar operaciones con nuestros proveedores si no sabemos ni cuándo les vamos a poder pagar ni cuándo vamos a tener vía libre para embarcar? ¿Podemos hablar de previsibilidad en este país cuando la fecha de pago es dentro de seis meses? Seis meses atrás teníamos otro tipo de cambio y otro ministro de economía. En Argentina, muchas veces, hasta un mes es mucho tiempo.
No hay criterio en las aprobaciones: personas que solicitan permiso para importar bienes de capital o insumos ven como transcurre el tiempo sin obtener la autorización; mientras que otras que importan bienes terminados obtienen su SIRA. Todos tienen derechos y para cada uno lo que importa es vital, porque es su negocio. Que sea un insumo o un buen terminado poco importa si detrás hay una empresa que puede fundirse y cerrar.
Idas y vueltas
Si a esto le sumamos los incontables problemas técnicos que ha presentado de la Cuenta Corriente Única de Comercio Exterior, las numerosas modificaciones que se le ha tenido que hacer a la normativa – ya sea por mala praxis o intencionalmente -, la operación se ha vuelto prácticamente una lucha con molinos de viento. Hoy es probable que todavía se encuentren con Bancos que lejos están de tener los sistemas completamente adecuados para funcionar con dos régimenes cambiarios en paralelo. Sacan la normativa, hay inconvenientes, presentan una nueva que incluye las excepciones. Se dan cuentan que sigue habiendo problemas: deben lanzar otra medida. Anuncian un beneficio para las PYMES: USD 50.000 para pagar anticipadamente por año calendario. La norma omite la parte de PYME pero cuando las empresas quieren ir a pedir el beneficio se encuentran con un banco que les dice que si en la declaración no se ha suscripto al beneficio no se puede usar. Nuevamente barajar y dar de nuevo. Tuvieron que modificar el sistema para que aceptara que cualquier SIRA en estado SALIDA pudiera hacer uso de dicho beneficio.
Durante más de un mes las operaciones de Courier no se pudieron pagar, luego comenzó a funcionar el pago diferido. Pero ante el constante reclamo de que se habilitara el pago anticipado decidieron aplicarle la norma cambiaria de SIRA a un régimen no alcanzado: sólo las operaciones que puedan encuadrarse en las excepciones del punto 8 podrán pagar anticipado o vista, el resto deberá presentar registro de ingreso aduanero. Más trabas.
Lo peor: sentirse ignorado
Las Cámaras se cansan de solicitar audiencia para tratar de hacer llegar las preocupaciones de su sector, y se les otorga cita con poca celeridad. ¿Pero qué pasa con todos aquellos empresarios y comerciantes que no están afiliados a ninguna cámara? ¿Quién los escucha? La solicitud de audiencia mediante la página de la AFIP pareciera caer en saco roto. Mientras reiteran los reclamos por las SIRA sin aprobar reciben mails diciendo que deben presentar las proyecciones de operaciones para 2023 caso contrario podrían no obtener las aprobaciones en dicho periodo. ¿Todo son obligaciones para las empresas? ¿Si no saben si van a llegar a fin de año, cómo pueden proyectar 2023? Y en este momento, salvo aquellos que operan con una entidad bancaria que los considera o los atiende a través de la plataforma empresa no tienen ningún tipo de soporte. No es culpa de los bancos – se pueden defender solos -, la realidad es que ellos están tan mareados como nosotros. Las PYMES que quizás tienen un departamento de comercio exterior compuesto por una persona, no dan abasto con la enorme cantidad de cambios que se producen, y las demandas del día a día muchas veces no les permiten poder seguirle el ritmo a tanto cambio.
El comercio para unos pocos
Quizás aquellos que pueden pagar la cuota y ser miembros de una Cámara tienen más suerte. Quizás aquellos que pertenecen a un sector que no tuvo más opción que pactar con el gobierno consigan algún dólar más. Pero la sensación es que cada vez se cierra más el grifo y que cada vez son menos los que podrán acceder a las autorizaciones. Nadie quiere que el gobierno devalúe, nadie quiere que estalle una crisis. Pero tampoco nadie quiere ir el 18 de diciembre y decirle a sus empleados: “tómense las vacaciones ahora, y después vemos si volvemos a trabajar”. No son pocas las empresas que hoy ya están evaluando la suspensión de personal, la reducción de turnos o inclusive el recorte dentro de determinadas áreas. Si no se puede producir, si no se puede trabajar, no se puede seguir pagando impuestos, sueldos, gastos como si estuviéramos a toda máquina.
Por este camino, sólo vamos a generar más inflación, más recesión y más desempleo. Esto último es lo único que pareciera preocupar al gobierno en la previa de un año electoral. Porque cuando la gente se queda sin trabajo, no le echa la culpa al empresario sino al gobierno. Y en este caso, tendría toda la razón: es el gobierno quien está dejando a las empresas sin insumos para producir.
Y mientras que a las empresas se las amenaza, se las intima, se las acusa de evadir y esconder dólares bajo el colchón, se les tensa cada vez más la soga alrededor del cuello, el Estado parece inmerso en otra realidad. Lleva adelante gastos superfluos o incluso evalúa compras que en un momento de crisis no deberían ni plantearse aunque sean necesarias. Es una cuestión de sentido común y de respeto: si no hay dólares, no hay dólares para nadie. Ni para el Estado Nacional. Hay cosas que pueden esperar o sino por lo menos, se pueden manejar de una mejor manera. Hay momentos para cada cosa, y algunas deberían poder esperar a épocas mejores. Aunque sea una oportunidad, aunque sea un buen negocio o el motivo por el cuál se podría tratar de justificar una medida de este tipo. Por pudor, por respeto, por consideración a todos esos pobre laburantes que se están partiendo el alma, no se hacen ni se dicen. Vivimos en el reino del revés, donde no hay dólares para nadie menos para lo que a algún funcionario le parece que debería haber. Donde hay que apretarse el cinturón, salvo si manejas alguna de las cajas importantes que tiene el Estado. Vivimos en el reino del revés, donde el que trabaja y quiere construir un proyecto sufre a diario el maltrato e incluso el hostigamiento del gobierno, mientras el algunos pocos afortunados pueden comprar dólares, esos a los que el PYME no puede acceder para seguir trabajando.
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